­El Real Madrid se aprovechó en Riazor de la docilidad del Deportivo, que resistió media hora delante de su afición, para darse un festín (2-8). En un campo que había sido gafe para el Madrid durante casi 20 años, el equipo blanco descubrió las vergüenzas de los deportivistas. Hasta que empezó la histórica goleada, el Madrid se había encontrado en Riazor a un Depor osado, pero no suicida, replegado, pero no encerrado, preparado para contener al rival y atacar.

Los primeros minutos no entusiasmaron a Ancelotti, que pidió explicaciones a Ramos por un pelotazo sin sentido después de la primera advertencia del Deportivo por la banda de Arbeloa, novedad en el lateral derecho blanco.

El equipo coruñés tiró de físico, la única forma de contrarrestar al Madrid, y no le importó defender a dos metros del área de Lux. El Deportivo se estiró en ataque, donde Juanfran, que salió de la factoría blanca, le complicó la vida a Marcelo, aunque sus centros nunca encontraron rematador. Al equipo gallego le faltó morder en el área contraria, probar a Casillas.

El partido tenía ritmo, ataques dóciles del conjunto gallego y respuestas amenazantes del Madrid, que a los 16 minutos se encontró con Lux cuando Bale tenía todo a su favor para marcar tras una jugada personal de Benzema.

Empezó a temblarle el pulso a Germán Lux bajo los palos, Arbeloa subió la banda con más frecuencia y el Madrid encontró el primer gol en un centro del lateral que cabeceó Ronaldo tras un espléndido salto en el que aguantó un par de segundos suspendido en el aire hasta cazar el balón y sorprender al portero del Deportivo. El portugués celebró por primera vez un gol en Riazor y el Madrid dio rienda suelta a sus virtudes hasta el descanso.

Un zurdazo de James que se coló por una escuadra castigó un poco más al equipo coruñés y, cuatro minutos antes del descanso, el campeón de Europa dejó el partido resuelto. Fue en un contragolpe en el que Lux se precipitó ante Benzema, al que derribó a 40 metros de la portería y que habría podido costarle la roja, pero el árbitro aplicó la ley de la ventaja, Cristiano recogió el balón y anotó a distancia.

El Deportivo parecía muerto al descanso, pero Víctor Fernández lo reanimó desde el banquillo con la entrada de Cavaleiro y Domínguez, y un penalti polémico por mano de Sergio Ramos le reavivó en el campo. Medunjanin lo transformó y el equipo coruñés se soltó en ataque, fue a por el Madrid, pero solo ocho minutos, hasta que Ancelotti respondió sentando a Benzema y dando entrada a Illarramendi.

El Madrid acabó de calmar las aguas con el cuarto tanto, obra de Bale tras un pase en profundidad de Marcelo, y se gustó. Con asistencia de Isco, suplente en Riazor, y otra diana del galés, que la picó de vaselina ante Lux, amplió la cuenta y Ronaldo firmó su triplete tras una pérdida de Diakité. Toché acortó la ventaja blanca de cabeza y el mexicano Chicharito, con una volea a la escuadra y otro disparo lejano cerró la goleada más amplia del Madrid en La Coruña. Nunca los blancos habían marcado ocho goles fuera de casa.