El inglés Lewis Hamilton (Mercedes) acortó distancias en el Mundial de Fórmula Uno al ganar en Monza, por delante de su compañero y principal rival alemán Nico Rosberg, líder del certamen, el Gran Premio de Italia, en el que Fernando Alonso (Ferrari) abandonó a mitad de carrera. Hamilton logró ayer en el templo de la velocidad lombardo, en la casa de Ferrari, su vigésimo octavo triunfo en Fórmula Uno tras cubrir las 53 vueltas a la legendaria pista italiana -de 5.793 metros, para completar un recorrido de 306,7 kilómetros- , en un tiempo vencedor de una hora, 19 minutos, diez segundos y 236 milésimas.

Lo hizo con tres segundos de ventaja sobre Rosberg, tras rodar a una media de 232,4 kilómetros a la hora y al aprovecharse, después de rectificar su mala salida, de la repetición del error infantil, en la primera «chicane» de la pista, de su rival alemán, que ahora lidera el campeonato con 238 puntos, 22 más que el inglés.

A una parada y con vuelta rápida, Lewis sumó su sexto triunfo del año -después de los de Malasia, Bahrein, China, España y Gran Bretaña- y el segundo en Monza, donde había ganado hace dos años con McLaren, escudería con la que festejó el título mundial en 2008. En una carrera en la que los dos pilotos de Williams, el brasileño Felipe Massa -tercero- y el finés Valtteri Bottas, que invirtieron al final sus puestos de parrilla, festejaron su renovación acabando los primeros de entre los «mortales», en un campeonato que domina con enorme autoridad Mercedes, que tras firmar su séptimo «doblete» del año, también lidera destacada el Mundial de constructores con 454 puntos, 182 más que Red Bull.

La salida, con una «chicane» a pocos metros, presentaba todo el morbo del mundo, aún más después del incidente de Spa, en el que Rosberg, segundo en Bélgica, había arruinado la carrera de Hamilton al provocarle un pinchazo -que acabaría derivando en abandono- en la segunda vuelta. Seriamente advertidos -con insinuación de despidos incluida- por los dirigentes de la escudería de Brackley, Nico y Lewis, dirimieron ayer su cordial enemistad sin nuevos problemas.

Hamilton, que el sábado había firmado su trigésima sexta «pole», salió mal y bajó al cuarto puesto, lo que aprovechó Rosberg para tomar el liderato. Magnussen subió del quinto al segundo, Massa del cuarto al tercero; y Bottas, que había arrancado desde la tercera posición, se hundió hasta el undécimo a las primeras de cambio. El mexicano Sergio Pérez (Force India), que salía décimo antes de firmar una sensacional actuación y acabar en séptima posición, subió tres puestos, relegando momentáneamente a Alonso, séptimo en parrilla, al octavo, aunque el doble campeón mundial asturiano no tardó en recuperar esa plaza.

Massa y Hamilton superaron a Magnussen -décimo ayer- en la quinta vuelta, con Vettel quinto, el inglés Jenson Button (McLaren, que acabaría octavo) sexto; y Alonso séptimo, por delante de Pérez. Rosberg, que había abierto hueco, perdió algo más de segundo y medio cuando se saltó la «chicane» al comienzo de la vuelta 9, cuando aún se beneficiaba del tapón de Massa a Hamilton, que duró sólo un giro más: en el décimo, el inglés ya estaba a dos segundos y dos décimas de Nico, empezando en ese instante «otra» carrera.