Zurda, ambiciosa y agresiva en su juego, Irene Garcerán ya se ha hecho un hueco entre los jóvenes valores del tenis femenino español, muy necesitado de referentes en la élite desde la retirada de Conchita Martínez y Arancha Sánchez Vicario. Nacida en Alicante el 2 de enero de 2001, la joven jugadora del Sport Club disputa esta semana en Barcelona el campeonato de España de clubes junto a su amiga Tea Pavlicic. Su progresión es constante. Si el año pasado conquistó contra pronóstico el campeonato de España sub'12, a comienzos de agosto ha ganado sus dos primeros trofeos europeos en Sofía (Bulgaria) frente a las mejores jugadoras de Europa de 14 años, uno más de los que tiene ella. «Estoy muy contenta y ha sido una buena experiencia para mejorar y seguir trabajando», destaca Irene, que ya había competido antes en Francia, Portugal y Croacia, pero sin los brillantes resultados de estos 18 días en Bulgaria. «Mis rivales en Sofía eran un poco más altas y fuertes por la edad, pero de juego estábamos más o menos igualadas», añade.

La derecha es su mejor golpe, como corresponde a su patrón de jugadora de ataque, mientras que el resto es una de las facetas a mejorar. «Tengo que subir el nivel del resto en el primer servicio porque fallo demasiados golpes al jugar agresivo. No quiero dejar la bola corta para que no me ataquen y se me van demasiadas fuera», reconoce.

Entrenada por Laura Apaolaza y Álvaro Carbonell, su entrenador le apunta otros detalles pendientes de pulir. «Tiene que jugar un poco más ordenada. Es muy agresiva; a veces, en exceso. Tiene mucho talento y es muy versátil, pero a la hora de tomar decisiones, no siempre acierta», explica Carbonell. «También debe ser más regular, lo cual es difícil por su agresividad, y algo más competitiva en los malos momentos. Se está superando en otra asignatura pendiente que es la de animarse y tener más garra».

A la hora de buscar un modelo a imitar, Irene se decanta por el tenis masculino, que le parece más entretenido y competitivo que el femenino: «Me gustan mucho Federer por su talento y elegancia y Nadal por su garra. En chicas, Sharapova y Serena Williams».

Uno sus grandes retos para los próximos meses es el campeonato del mundo oficioso «Les Petits As» para niños que se disputa en enero en Tarbes, Francia, y que otro alicantino, Carlos Boluda, ganó en 2006 y 2007.

Poco habituada a las entrevistas -de momento-, aparentemente tímida, Irene se suelta cuando se le pregunta por su sueño en el mundo del tenis: «Ser número uno del mundo», responde sin dudar, muy convencida. «Voy a intentarlo, a ver si puedo seguir», puntualiza.

De momento, la joven tenista no descuida sus estudios de segundo de la ESO -con muy buenas notas- y los compagina sin problemas con el tenis. «Voy al colegio en la Playa de San Juan de ocho a dos, como y entreno por la tarde de tres y media a siete. Del curso me gustan las matemáticas y, aunque es complicado hacer las dos cosas a la vez, me van bien los estudios».

Aficionada también al fútbol y al baloncesto -«los veo por la tele, pero sólo practico tenis»-, Irene suele entrenarse en las pistas de tierra batida del Sport Club, pero su juego se adapta incluso mejor al cemento y las superficies rápidas. ¿Y al margen del tenis? «Pues lo normal: me gusta ir a la playa, a la piscina y estar con mis amigas».

Disciplinada dentro y fuera de la cancha, Irene pasa la estera para arreglar la pista después de la entrevista. Recién llegada de Bulgaria, no perdona el entrenamiento. Llegar al número uno del mundo requiere talento, sacrificio y humildad. Casi nada. El futuro es suyo.