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Almansa, del Madrid al Sant Joan

El portero alicantino, campeón de la Copa Intercontinental con el Madrid en 1998, reaparece 15 años después en el campo de tierra de Relleu en segunda regional

Almansa, del Madrid al Sant Joan

Y 14 años después, Edu descolgó los guantes... Eduardo Almansa Carrascosa (Alicante, 14 de noviembre de 1974) reapareció como portero en competición oficial el pasado día 11 en el campo de tierra de Relleu para sellar el título de campeón del grupo 13 de la Segunda Regional con su nuevo equipo, el Sant Joan Ucam. Dieciséis años atrás, Almansa levantaba la Copa Intercontinental como portero suplente de Illgner en el Real Madrid en la final ganada al Vasco de Gama (2-1) con goles de Roberto Carlos y Raúl (el famoso «aguanís»). Mucho le ha cambiado la vida a este agente de una inmobiliaria para extranjeros, que dejó el fútbol desencantado por la falta de apoyo del club de toda su vida y ahora ha recuperado la pasión por este deporte gracias a su hijo de siete años y a los chavales de Sant Joan a los que entrena bajo los palos, además de competir con el primer equipo, flamante campeón.

«El instinto y el amor por el fútbol de los que hemos jugado a cierto nivel nunca te abandonan», reconoce este portero de 1,90, que conserva una magnífica planta, aunque con más peso y menos pelo que cuando se entrenaba con Illgner, Coque Contreras, Redondo, Mijatovic, Suker y compañía. «Después de quince años sin jugar, me siento rejuvenecer y he vuelto a ser feliz gracias a los niños y al magnífico proyecto deportivo del Sant Joan Ucam».

Después de coquetear con el baloncesto y el fútbol sala, Almansa se decantó relativamente tarde por el fútbol, a los 16 años. Comenzó en el Agostense juvenil, desde el que pasó al Alicante en Tercera, al Elche y al Crevillente. Su proyección le lleva en 1997 al Langreo de Segunda B, donde llamó la atención de muchos clubes de Primera, pero eligió finalmente al Madrid, su equipo de siempre. Pese a ser de Alicante, «el Hércules nunca se interesó por mí».

A la casa blanca llegó inicialmente para jugar en el filial, pero, para su sorpresa, fue llamado para hacer la pretemporada en Nyon con el primer equipo, que había ganado ese año la séptima Copa de Europa. En otro golpe del destino, la lesión del segundo portero Coque Contreras le convirtió directamente en el suplente de Illgner durante 15 partidos de Liga -entre ellos, en el Camp Nou-, Liga de Campeones -en San Siro ante el Inter- y el de la final de la Intercontinental. No llegó a debutar en partido oficial, pero sus recuerdos sobre el aprendizaje de aquella experiencia son imborrables.

Sus felices inicios en el Madrid se tornaron poco después en desencanto y decepción. Tras un desencuentro con el entonces responsable de la cantera, Vicente del Bosque, bajó al filial al finalizar la temporada. Cada vez jugaba menos, acabó tres años de contrato con el club blanco y se tuvo que buscar la vida en el Freamunde de la Segunda portuguesa en la 200-01. «Volví a jugar, pero en una categoría muy poco profesional que no tiene nada que ver con la Segunda española», recuerda Edu. «Con las pocas ayudas que recibí del Madrid, cuando decidí volver a España ya casi nadie se acordaba de mí y opté por dejarlo porque no quería dar tumbos por la Segunda B»

«La cantera es la esencia»

«La época del Madrid fue muy bonita, pero a la vez muy ingrata porque te das cuenta de que en el fútbol hay intereses ajenos al deporte y acabé muy cansado», reflexiona Almansa en el banquillo del Polideportivo de Sant Joan poco antes de entrenar a los futuros porteros del primer equipo, desde los prebenjamines hasta los cadetes.

Tras varios años alejado del fútbol y ya instalado el Sant Joan, el nacimiento de su hijo Edu y la afición del niño por el balón comenzaron a devolverle la ilusión. «Cuando has sido futbolista, nunca dejas de serlo. Mi hijo empezó a jugar, contacté con amigos y compañeros y me encontré con el fantástico proyecto del Sant Joan Ucam, en el que he recuperado la felicidad por el fútbol después de estar 15 años sin jugar, gracias al contacto con los niños y la cantera, que representan el fútbol en estado puro y la esencia».

Acaba de finalizar el curso de entrenador de fútbol base de la Federación, primer paso para obtener el título nacional de preparador de porteros. Pero, además de la formación, la hora de volver a competir y ponerse los guantes le llegó hace tres meses cuando los dos porteros del primer equipo del Sant Joan sufrieron sendas lesiones en plena disputa por el ascenso y el título. Pensat y fet, Edu aceptó la propuesta del club para jugar en el primer equipo y el pasado día 11 se estrenó en Relleu y dejó su portería a cero. El próximo curso continuará compitiendo en Primera Regional con el objetivo de subir a Preferente y seguir siendo feliz.

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