La selección española de balonmano afronta el Campeonato de Europa, que arrancará el próximo domingo en Dinamarca, con la difícil misión de encadenar el título mundial y el continental, un reto que tan sólo han logrado hasta el momento dos equipos de leyenda, Suecia en los años 1999 y 2000 y Francia en 2009 y 2010.

Un titánico desafío en el que tratarán de hacer fracasar a los de Manolo Cadenas, que se estrenará al frente del conjunto español en una gran competición internacional, selecciones de la talla de Dinamarca, vigente campeona de Europa, Croacia o Francia, dispuesta a demostrar que todavía no concluido su reinado en el balonmano internacional.

No obstante, los mayores problemas para el equipo español llegarán de la dificultad de sustituir a jugadores como el portero Arpad Sterbik, que se perderá la cita por lesión, o el pivote Julen Aginagalde, que será duda hasta el último momento a causa de las molestias que arrastra en el abductor de la pierna izquierda.

Una posible baja que obligaría a España a modificar notablemente su juego de ataque, en el que ha tenido un papel fundamental en los últimos años Aginagalde, sin ninguna duda el mejor pivote ofensivo del mundo.

Contratiempo que obligaría al equipo español a ahondar en su juego combinativo, sustentado en la polivalencia de sus jugadores de primera línea, dados lo tradicionales problemas con el lanzamiento exterior, agravados por las ausencias de Alberto Entrerríos, que cerró su carrera internacional tras el Mundial de España, y Ángel Montoro, aquejado de una hernia.

Sierra, sustituto de Sterbik

Una circunstancia que dotará, todavía más si cabe, de una mayor importancia al entramado defensivo de la selección, la base de los éxitos del conjunto español, que no contará en esta ocasión con el poder de intimidación que ejerce sobre los rivales el portero Arpad Sterbik.

Ausencia que se encargarán de cubrir José Manuel Sierra, que ya fue determinante en el pasado Mundial, en especial en el partido de cuartos de final con Alemania, y el joven Gonzalo Pérez de Vargas, que llega a la selección como el mejor portero del campeonato francés en la presente temporada.

Porteros que tratarán de afianzar una defensa, en la que por lo visto durante los encuentros de preparación, España se ha mostrado más cómoda bajo el sistema 5-1, con Víctor Tomás y Cristian Ugalde alternándose en la posición de avanzado, tanto a la hora de cerrar los espacios al adversario como a la de lanzar el juego de contragolpe.

Y es que una vez más, el fulgurante juego de contraataque de conjunto español será una de las principales armas de la selección, que además de con velocísimos extremos cuenta en sus filas, con dos de los defensores, Viran Morros y Gedeón Guardiola, más rápidos a la hora de correr el contragolpe.

Armas con las que el combinado español tratará de superar una exigente primera fase en la que España se medirá con Hungría, lastrada por la ausencia de Laszlo Nagy, la emergente Noruega, e Islandia, que llega al torneo marcada por las lesiones.

Tres rivales que, a priori, no deberían impedir la presencia de la selección española en la segunda ronda, para la que se clasifican los tres primeros de cada grupo, y en la que España se mediría con los componentes del grupo A que integran Dinamarca, República Checa, Macedonia y Austria.

Adversarios, que salvo con la excepción de Dinamarca, la gran favorita para el oro, y que aguarda a España con un indisimulado afán de revancha, tras la contundente derrota sufrida ante los "hispanos" en la final del último Mundial, hacen soñar con las semifinales al conjunto español.

Una ronda, en la que a diferencia de lo ocurrido hace dos años en el Europeo de Serbia, donde España concluyó cuarta, aspira esta vez a superar y pelear por un oro continental, que ya ha rozado hasta en tres ocasiones al perder las finales del año 1996 en España, 1998 en Italia y 2006 en Suiza.