Un gol de Joan Cañellas a falta de poco menos de treinta segundos para la conclusión, permitió a España sumar un importantísimo triunfo (24-22) sobre Croacia, que sitúa al conjunto español casi a las puertas de la lucha por las medallas.

Unas semifinales que España acaricia, tras protagonizar ante los balcánicos un ejercicio de fe y confianza, que le permitió remontar en el segundo tiempo los inquietantes tres goles de desventaja (11-14) con los que llegó al descanso, gracias a su extraordinaria defensa.

Faceta en la que volvieron a estar excepcionales Viran Morros y Gedeón Guardiola, que poco a poco fueron cerrando los caminos a un equipo croata, que tan sólo pudo anotar ocho tantos tras la reanudación.

Una cifra que habla de la notable mejoría del conjunto español en unos segundos treinta minutos, en los que la selección elevó sus prestaciones en todas las facetas para dar la vuelta a un partido, que pese a no empezar mal, no tardó en complicarse para el equipo español.

Y eso que tal y como había pedido Valero Rivera en la previa, la selección arrancó haciendo muy ancho el campo, lo que permitió llegar el balón a los extremos, donde Juanín y Roberto García no tardaron en poner a España por delante (4-1) en el marcador.

Pero bastó que el ataque español se enmarañara un poco, para que Croacia sacara a relucir su impresionante punta de velocidad, con cuatro fulgurantes contragolpes, que permitieron dar a los balcánicos (4-5) la vuelta al marcador.

Un tanteador que no tardó en tornarse tremendamente peligroso para los intereses españoles, que veían como a los doce minutos de juego Croacia doblaba ya (4-8) los goles de una selección, tras encajar un contundente parcial de 0-7.

Hemorragia que se encargó de cortar Víctor Tomás con un gol (5-8), que volvía a evidenciar que el mejor camino para superar a la altísima defensa croata era hacer circular el balón con velocidad para finalizar por los exteriores.

Con la lección bien aprendida, el ataque español comenzó a mejorar poco a poco, aunque ahora el problema era frenar una ofensiva croata en la que el Blazenko Lackovic martilleaba sin piedad al equipo español.

Un 5-1 español que ganó en kilos y en intensidad con la entrada de Jorge Maqueda y Joan Cañellas, lo que unido el excelente trabajo de anticipación de Víctor Tomás, que impidió a Lackovic maniobrar con tanta facilidad, permitió a España remontar.

Remontada (10-11) que si no pudo ser completa fue por la irrupción de un excepcional Alilovic, que hasta en dos ocasiones detuvo los claros balones que España, por medio de Alberto Entrerríos y Roberto García, dispuso para empatar.

Croacia aprovecha los fallos de España

Excesivas concesiones cuando enfrente se encuentra un rival de la talla del croata, que no desperdició los fallos españoles para disparar de nuevo al descanso su renta hasta los tres goles (11-14), con un último gol de penalti de Ivan Cupic.

Una desventaja que España pareció en disposición de poder salvar con el cambio de defensa que introdujo Valero Rivera al inicio de la segunda mitad, en la que la selección a apostó por el 6-0 que tan buenos resultados ya le dio ante Francia.

Así de la mano de Viran Morros y Gedeón Guardiola que de nuevo estuvieron impecables en el eje de la zaga, los españoles comenzaron a ganar la partida al ataque croata, que perdió la fluidez de la primera mitad.

Una circunstancia que no tardó en propiciar los robos de balón del equipo español, que con un gol de contraataque de Víctor Tomás logró devolver a los treinta y siete minutos de juego la igualdad (16-16) al marcador.

Tablas con las que se encargaron de acabar (19-21) las dos exclusiones casi consecutivas de Alberto Entrerríos y Jorge Maqueda con las que fue sancionada la selección y que permitieron a Croacia resolver, momentáneamente, sus cada vez mayores problemas ofensivos.

Pero España no estaba dispuesta a rendirse y no sólo volvió a igualar la contienda, sino que logró ponerse, tras muchísimo tiempo a remolque de Croacia, ponerse por delante en el marcador (22-21) con un gol, como no, desde el extremo de Cristian Ugalde.

Una renta que la defensa española permitió conservar hasta el último ataque español, en el que Cañellas con un latigazo de más allá de nueve metros estableció el definitivo (24-22) que vale dos puntos de oro para la selección.