La selección francesa se impuso (79-71) a Rusia gracias al buen partido de Tony Parker (22 puntos) y a la amplia superioridad en el rebote del combinado galo, lo que significa enfrentarse a España mañana en la final.

El combinado ruso comenzó el choque cargando el juego sobre su "cinco" de referencia, Mozgov. Además de anotar, el exjugador del Khimki causó estragos en la defensa francesa en forma de asistencias. Además, el buen arranque del jugador franquicia de Rusia, Andrei Kirilenko, presagiaba que Francia lo tendría difícil.

La igualdad, previsible dada la igualdad de los conjuntos y más si cabe en una semifinal, fue la tónica del primer cuarto del duelo. Fue en el inicio de segundo cuarto cuando despertaron los galos, pero una antideportiva de Gelabale volvió a meter a los exsoviéticos en el partido. La poca agresividad de los rusos en el segundo periodo, sobre todo en el rebote, se juntó al estímulo que necesitaba Francia para dinamitar el encuentro, de apellido Parker.

El técnico David Blatt se dejó la garganta en el descanso. Un parcial de 5-0 situaba a los del Este de Europa de lleno en el partido. Sin embargo, apareció por el bando galo un invitado al que los rusos no esperaban en la fiesta. Con dos penetraciones y una gran defensa a Mozgov, Ali Traoré se convirtió en el protagonista inesperado que dio a Francia la chispa que necesitaba para carburar.