En Monza, el templo de la velocidad, Ferrari solo puede entregar a los miles de tifosi que allí peregrinan de rosso la cuarta posición de Fernando Alonso en línea de salida de hoy. Es la tónica del año. El asturiano, al límite de sus posibilidades y de las de su coche, para dejar al F150 Italia en la segunda línea, siempre por detrás del líder del Mundial. Sebastian Vettel se anota otra pole para continuar la dictadura de Red Bull, que siempre ha colocado uno de sus dos coches al frente de la fila bajo el semáforo. Trece de trece para la escudería de bandera austríaca y corazón británico.

Llega la carrera italiana y el paddock se revoluciona. Saturación de invitados y vips en visita guiada. Los más importantes llegan hasta el garaje del equipo. En el de Ferrari, Capello, seleccionador de Inglaterra, sigue atento la sesión clasificatoria. Observa cómo Alonso progresa a través de la Q1 y la Q2, pero llega a la toma definitiva de tiempos sin opciones de pole. El gesto de desaprobación del presidente Montezemolo lo dice todo. Está decepcionado. No por lo de ayer, que podría entrar en los cálculos, sino por la temporada. Un rato antes había dado un toque de atención. "Sin rodeos, el coche de este año ha sido una desilusión".

Lo vaticinó Flavio Briatore después de la primera carrera del año, en Australia. "Que trabajen ya para el año que viene, porque no alcanzarán a Red Bull", dijo entonces. Precisamente en la caseta del equipo líder se vio ayer al antiguo jefe de Alonso, reaparecido en un circuito, igual que el presidente de Ferrari, que ayer cumplió con su primera visita de la temporada a la Scuderia.

"Quiero que tengamos un coche bueno desde el principio del año próximo y para eso es imprescindible saber en qué hemos fallado. A partir de ahí, aplicaremos nuestros métodos y el mayor esfuerzo posible centrados en la temporada que viene". La arenga del presidente está ya enfocada al próximo esfuerzo, asumido que sólo la fatalidad arrebataría a Vettel el título. En la pista más rápida del Mundial solo Hamilton se atrevió a acercarse algo a alemán. El inglés unió al fortalecido McLaren sus arrestos para frenar parar el reloj en 1.22.725, un buen tiempo, pero medio segundo más lento que el imbatible coche de Vettel.