El campo de El Collao registró un lleno absoluto, 5.000 espectadores, para apoyar al Alcoyano en el encuentro de ida de la final de la fase de ascenso a Segunda División.

La afición esperaba un momento como éste desde hace dos años y echó el resto para con su aliento aproximar al equipo al fútbol profesional, un objetivo que se ve más cerca con el 1 a 0 final.

La jornada comenzó con el almuerzo programado por la peña Huestes Blanquiazules en el parque de El Romeral. Un acto abierto a todos los aficionados para caldear el ambiente en las horas previas al decisivo partido.

En las puertas de acceso al campo de El Collao se repartieron 3.000 aplaudidores y 4.000 banderitas de plástico, que dieron más colorido si cabe a todos los rincones del campo.

El momento estelar llegó al filo de las 8 de la tarde. Los once hombres escogidos por el entrenador David Porras fueron recibidos con más de 600.000 servilletas de papel, que por unos momentos tiñeron de blanco el césped de El Collao. Los escasos seguidores del Lugo desplazados a Alcoy, no más de medio centenar, fueron ubicados en el lateral, junto al fondo de Gol-A. Se dedicaron en todo momento a animar a los suyos sin causar ningún incidente reseñable. De este modo no fue necesario poner en práctica el protocolo de seguridad diseñado conjuntamente por las fuerzas del orden y el club. Cabe destacar únicamente la prohibición de ver el partido desde la parte alto de Gol-B, en el muro anexo al parque de Batoy. Suele ser un lugar asiduo por parte de un grupo de aficionados que por aquello de ahorrarse la localidad ponen en peligro su integridad física.