Movimiento subterráneo en los despachos de la Fórmula 1. Hay guerra encubierta para hacerse con un pastel que los dueños han puesto en venta, aunque no lo digan en voz alta. Millones de dólares en juego, derechos de televisión, patrocinios suculentos y unas escuderías que quieren aprovechar el río revuelto para dejar de ser los convidados de piedra, forman un puzzle de compleja solución. De fondo, la figura de Bernie Ecclestone, el cerebro que ha convertido una competición de coches en un fenómeno planetario. Sus días en las carreras pueden estar contados, pero no se irá sin ser parte relevante en la operación, en busca de una jubilación de oro con ochenta años cumplidos.

En esta batalla se cruzan las grandes fortunas del planeta. Por un lado, el fondo de inversión CVC Partners. Son los actuales dueños de los derechos comerciales de la Fórmula 1 y Bernie Ecclestone su cabeza visible. Míster E. todavía posee a título personal el 5 por ciento de un accionariado que traspasó a CVC por una fortuna nunca desvelada hace cuatro años. Desde entonces, ha sido su único ejecutivo en las carreras y ha aglutinado el mismo poder de siempre.

De otro lado, Exor, un grupo inversor italiano en la órbita de FIAT, asociados con el magnate de la comunicación Rupert Murdoch y su compañía News Corp. Van de la mano pero buscan más músculo empresarial y económico y ya han tanteado a la mayor fortuna del planeta, el mexicano Carlos Slim, a cuyo hijo se ha visto estos días en el circuito de Estambul.

De la rama italiana crecen las primeras sospechas. Decir FIAT es mencionar a Ferrari y algunas voces se han levantado contra una operación que rechinaría en los principios del deporte. "Es como si el Chelsea compra la Premier League", deslizan desde McLaren.

Dicen en otros círculos del paddock que la discreta protesta desde Woking es más pose que realidad. Los aspirantes a compradores, que preparan una gran oferta, tienen ganado el favor de los equipos con una propuesta muy apetecible. Las escuderías tendrían su parte del pastel y serían accionistas de la Fórmula 1.

No al pago por visión

En el imperio de Rupert Murdoch relucen sus dos canales de referencia. Fox, en Estados Unidos y Sky, fuerte en Inglaterra e Italia. Televisión de pago y posible plataforma para las carreras. Ecclestone ya torpedea la operación sin disimulo. "Llevar la Fórmula 1 al pago por visión sería un suicidio porque dejaría de interesar a los patrocinadores. El público de Sky es residual", dice el inglés, que no lo pondrá fácil para abandonar.

De momento, y asumido que CVC busca la venta, Bernie aprieta las tuercas. En el horizonte aparece un rival para Exor y News Corp. El consorcio Mubadala, con sede en Abu Dabi y que hasta hace un año aparecía en las gorras de los pilotos de Ferrari. Poseían el 5 por ciento de la marca, pero regresaron a FIAT su participación hace unos meses. Su aparición encarecería el producto, engordaría los bolsillos de CVC y por extensión, también los de Ecclestone.

La negociación se presume larga, pero la operación está más avanzada de lo que podría parece. Algunas fuentes del paddock dicen que CVC no ha obtenido de la gestión de Ecclestone los beneficios que esperaba y que por eso ven con buenos ojos la venta.

Se llegó a especular con que los compradores diesen continuidad a Ecclestone al frente del proyecto, pero es una alternativa que, de inicio, prefieren descartar.