El cáncer ha arrebatadoal deporte español su primer icono universal, Severiano Ballesteros, un talento admirado en medio mundo mucho antes de la globalización. Pero también ha puesto negro sobre blanco la dimensión de su leyenda, capaz de seguir abriendo informativos en cualquier idioma sin necesidad de muchas más palabras que estas: "Ha muerto Seve".

Para comprobarlo, basta con echar un vistazo a las portadas de las ediciones digitales de medios como The Times: "Muere el glorioso Ballesteros"; BBC: "Muere el el grande del golf"; The New York Times: "Muere el campeón Seve "; Le Figaro: "Se apagó Seve"; Corriere della Sera: "Adiós a un grande del golf", o Clarín: "Murió una leyenda del golf".

O con repasar la abrumadora lista de notables del deporte que han expresado su admiración por Seve y han hecho pública su consternación: Tiger Woods, Colin Montgomerie, Lee Westwood, José María Olazábal, Miguel Ángel Jiménez, Miguel Induráin, Rafa Nadal, Manolo Santana, Raúl, Johan Cruyff, Carlos Sáinz... "Nunca vi un jugador como él. Fue un fenómeno", ha dicho Tiger Woods, quizás al golfista que más pasiones ha suscitado desde la retirada de Seve.

Pero donde más conmoción ha causado la noticia, además de en su Pedreña natal, posiblemente haya sido en el Reino Unido, el país que vio ganar a Ballesteros su primer grande, el Abierto Británico, con solo 22 años y el lugar donde nació la leyenda de Seve, a secas, como se le conoce en casi todo el mundo anglosajón.

Poseedor de 87 títulos, la figura de Ballesteros tiene tal dimensión, que su muerte es motivo para suspender mítines en plena campaña electoral en su tierra, pero también en Madrid. Y tiene tal arraigo en la sociedad española, que la emoción por su pérdida llega desde la Familia Real, hasta el joven jugador anónimo que ayer se acercó a su casa de Pedreña para depositar ante su puerta un palo de golf y una bola como homenaje.

Un símbolo global

En un mundo global, los pueblos tienen suerte si cuentan con un símbolo reconocible en el resto del planeta. Cantabria tenía hasta hoy tres marcas mundialmente reconocidas: Altamira, Santander y Seve.Acaba de perder la última de ellas, posiblemente a la más cercana, la que más identificaba el carácter de sus gentes. Y si alguna población se ha visto sacudida por la noticia, esa ha sido Pedreña, un pueblo de apenas 1.500 habitantes con una larga historia en la práctica del golf, pero donde este deporte era visto como algo elitista hasta que llegó Ballesteros, como en el resto de España. Antes de Ballesteros, los héroes deportivos de los pedreñeros se apellidaban Carriles, Bedia, Laso... remeros legendarios que dieron fama en las aguas del Mar Cantábrico al orgullo local: su trainera. Pero la irrupción de Ballesteros democratizó el golf y, hoy, los pedreñeros saben tanto de remo, como de hierros, palos y greens. Y por si alguno piensa que el remo le guarda rencor por el protagonismo que le robó, bastará con que mire el nombre que la trainera local luce en popa a babor y estribor: Seve Ballesteros.