"No he visto nunca unas etapas tan largas, tan duras y tan espectaculares", dijo Carlos Sastre, de 36 años y 24 participaciones en grandes vueltas, tras reconocer las citas montañosas en los Dolomitas del Giro 2011.

Alberto Contador

, el gran favorito para la edición que comienza el sábado en Turín, comparte esta sensación y habló de "miedo" tras estudiar la etapa del Zoncolan.

El Giro 2011, que celebra los 150 de la unidad italiana, ha diseñado un recorrido ideal para escaladores, con un total de 3.524 kilómetros que incluye una contrarreloj inicial por equipos y otra individual como epílogo y una cronoescalada, 7 etapas para velocistas, 4 de media montaña, una termina en ascenso y 6 de alta montaña, todas ellas con final en la cumbre.

Un recorrido que apuesta por la épica y la dureza, concentrada especialmente en los últimos 9 días de carrera, donde no faltarán los tramos de tierra, que en la pasada edición aportaron un plus de interés. Un diseño, por otra parte, poco amable para los esprinter, que apenas tendrán cuatro opciones para exhibir su velocidad.

Siete finales en alto marcarán la carrera rosa, repartidos de la siguiente manera: Monte Vergine (7a etapa), Etna (9a), Grossglockner (13a), Zoncolan (14a), Gardeggia Val di Fassa (15a), una cronoescalada en Nevegal (16a) y Sestriere (20a), la víspera de la clausura con la contrarreloj de Milán.

Serán siete oportunidades óptimas para los escaladores, aunque habrá etapas con trampas en jornadas de media montaña no aptas para los despistes.

Tras el estreno en Turín con la contrarreloj por equipos de 19,3 kilómetros, que servirá para conocer al elegido para estrenar la "maglia" rosa, llegarán las primeras ofertas para los esprinter, con una maratoniana jornada de 244 kms el segundo día de competición, entre Alba y Parma.

Las primeras cotas de montaña aparecerán en la tercera etapa, una primera toma de contacto con el Passo del Bocco y la Madonna delle Grazie, una subida corta y exigente que puede desatar hostilidades y animar la llegada.

Montevergine de Mercogliano, el séptimo día, será el escenario del primer final en alto, un puerto de 17 kilómetros que cerrará una jornada de 110.

Dos días después, el Giro visita Sicilia, con la etapa entre Messina, la ciudad natal de Nibali, que jugará en casa, ante su público, y Etna. El pelotón subirá dos veces las laderas del volcán más activo de Europa

Tras la primera jornada de descanso, llegan tres de teórica tranquilidad que deben depositar al pelotón en el comienzo de un tramo final del Giro infernal, con toda la montaña concentrada en un palmo de mapa.

El Giro pasará a Austria para terminar en la 13a etapa en el alto del Grossglokner, la víspera del "etapón" del Zoncolan, la 14a, uno de los santuarios del ciclismo italiano, conquistado por última vez por un corredor local, Ivan Basso, vencedor final en 2010.

Pero antes de afrontar el Zoncolan, el aperitivo es de temblar, con el paso por el Monte Croce Comelicco, el Passo di Sant'Antonio, el Passo della Mauria y el Monte Crostis, de 14 kilómetros y porcentajes de hasta el 18 por ciento.

Si el ascenso será duro, el descenso será aún peor, de dar "miedo", como señaló Contador después de entrenarse por sus pendientes.

Sin tiempo para respirar llegará el tercer final consecutivo en alto, en Gardeccia Val di Fassa (15a etapa), meta que cierra un tríptico montañoso previa al segundo día de descanso.

Otra temible etapa, larga, de 229 kilómetros, con 5 puertos exigentes, el Piancavallo (1a), Forcella Cibione (2a), Passo Giau, la cima Coppi, a 2.236 metros de altitud, Passo Fedaia (1a) y el Gardeccia (1a).

Después de estas pruebas de supervivencia el pelotón volverá a descansar, la víspera de la 16a etapa, una cronoescalada en Nevegal de 12,7 kilómetros en la que los favoritos tendrán la opción de volver a marcar diferencias.

Los cinco últimos días no darán respiro, sigue la dureza con la 17a etapa Feltre y Tirano, con el Passo Tonale y el Aprica de por medio. La 18a terminará en San Pellegrino Terme, con un tramo final de subidas y bajadas, con el Passo di Ganda y sus pendientes de hasta el 15 por ciento a 29 kilómetros de la llegada.

La 19a etapa es otra tirada larga, de 209 kilómetros, con dos dificultades, el Mottarone (1a) y el Macugnana (3a), final de la etapa con un ascenso interminable de 28 kilómetros.

Si no han sido suficientes las oportunidades para los escaladores la 20a etapa con final en alto en Sestriere dejará el podio perfilado. Otra larga jornada, de 242 kilómetros, salpicada con el Colle delle Finestre, con 18 kilómetros de subida, antes de afrontar el final de etapa, hasta la cima de la estación invernal.

Una contrarreloj de 31,5 kilómetros por las calles de Milán pondrá el punto final a la 94 edición del Giro.