El alcoyano Nico Terol (Aprilia) se adjudicó la tercera victoria consecutiva de la temporada de forma clara al doblegar con suficiencia a todos sus rivales en el Gran Premio de Portugal de 125 c.c., que se disputó ayer en el circuito de Estoril.

La carrera apenas tuvo historia. Terol comenzó a tirar con fuerza desde el mismo momento en que se apagó el semáforo y a razón de tres décimas de segundo en cada uno de los cuatro parciales del circuito se fue de sus rivales para finalizar la primera vuelta con una ventaja de casi 1,2 segundos.

La carrera, salvo incidentes o percances, estaba ya sentenciada y Terol se impuso con autoridad para sumar su tercera victoria consecutiva de la temporada después de haber dominado absolutamente todos los entrenamientos, incluidos los libres matinales previos a la disputa del gran premio.

Con Terol destacado, sólo el alemán Sandro Cortese (Aprilia) intentó seguirlo. No pudo hacerlo pero al menos logró la ventaja suficiente como intentar abrir un hueco que le garantizase la segunda plaza.

No obstante, tras él iba un grupo con los españoles Héctor Faubel (Aprilia), Maverick Viñales (Aprilia), el portugués Miguel Oliveira (Aprilia) y el también alemán Jonas Folger (Aprilia).

Algo después de sobrepasarse el ecuador de la carrera, Cortese, que había logrado una pequeña ventaja, se vio neutralizado por Héctor Faubel, y ambos iniciaron su particular pelea por la segunda plaza, en la que acabaron dejando descolgados de la misma a Viñales, Folger y el francés Johann Zarco (Derbi) inicialmente.

El piloto de Alcoy sumó ayer en Portugal su tercera victoria consecutiva, algo que no sucedía desde hace casi doce años (faltan seis días).

En 1999 el japonés Masao Azuma encadenó tres victorias en el arranque del campeonato, aunque aquella gesta no le sirvió para ganar el título, que fue para Emilio Alzamora. Seguro que ese dato lo tiene muy presente Nico Terol, porque cada vez que le preguntan insiste en que no se puede relajar, que tiene que salir a pista siempre en busca del primer puesto, pese a que su superioridad es, a todas luces, clarificadora.