La tensión que se temía para el clásico, con José Mourinho en el centro de la diana, finalmente quedó en una tímida queja de algunos seguidores azulgrana contra el portugués, no así el enfado que sí que generó en el Camp Nou su compatriota Cristiano Ronaldo.

Al final, el público, en parte por los llamamientos que se hicieron en el entorno azulgrana para rebajar la tensión, decidió animar a su equipo y dejar de lado al que hace años fue ex técnico azulgrana a las órdenes de Bobby Robson y Louis van Gaal.

Alguna pancarta recordando su pasado azulgrana, y enfatizando que ejerció de "traductor" y un cántico casi unánime con el 4-0 de "¡Mourinho, vete al teatro!" y "Mourinho, sal del banquillo" fue la atención que el público azulgrana prestó al técnico madridista, después de algunos días en los que existía cierta preocupación en el Barcelona porque el comportamiento del Camp Nou rebajase el juego limpio.

Diferente fue lo que sucedió con Cristiano Ronaldo, quien en el minuto 30 empujó a Pep Guardiola cuando éste estaba en su área técnica y no le entregó el balón de primera.

El momento de fricción acabó con un barullo entre todos los jugadores e integrantes de los banquillos, con dos amarillas (Valdés y Ronaldo) y con un cambio importante de ritmo en el partido, ya que el Madrid, por unos momentos, logró mover el balón y expulsarse el asedio de su rival.

Fue entonces cuando el Camp Nou la tomó con el delantero portugués, muy nervioso en todo el partido y que no llegó a realizar ninguna jugada de mérito.