Haile Gebrselassie, hasta hoy el mejor fondista de todos los tiempos, con dos medallas de oro olímpicas y cuatro títulos mundiales en 10.000 metros, además del vigente récord mundial de maratón, ha puesto inesperado fin a su carrera tras abandonar, lesionado, el maratón de Nueva York.

Con él se va la sonrisa del atletismo, un hombre de 1,63 metros de estatura, 55 kilos de peso y unas desproporcionadas largas piernas que -se bromea en los ambientes atléticos- le cuelgan directamente de las axilas.

Gebre nació en Arsi (Etiopía) el 18 de abril de 1973, hijo de un granjero en una familia de diez hermanos.

Cuenta la leyenda que desde muy pequeño acudía corriendo a la escuela, situada a 10 kilómetros de su casa. No es extraño, por tanto, que sus mayores éxitos hayan sido en esta distancia, incardinada en el disco duro de su memoria.

Desde las primeras carreras que disputó empezó a ser reconocido como "Neftenga" (El jefe). Tal era la superioridad que demostraba.

En 1992 se proclamó en Seúl campeón mundial júnior de 5.000 metros y desde entonces se construyó, a base de títulos y victorias, una sólida reputación como fondista. Su combinación de resistencia y esprint le convertían en imbatible en distancias comprendidas entre los 1.500 metros y los 10.000.

Un año después, en 1993, obtuvo en Stuttgart su primer título mundial absoluto de 10.000, una distancia que le proporcionaba opciones infinitas de triunfo sin pasar apuros en las pistas. El keniano Paul Tergat (pentacampeón mundial de cross), al que una y otra vez ejecutaba de forma inmisericorde en el esprint final, llegó a convertirse en su víctima predilecta.

Los récords mundiales comenzaron a caer de su lado a partir de 1995, tanto en 5.000 como en 10.000. El primero lo batió en Helgelo (Holanda) con un tiempo de 26:43:53 en los diez kilómetros, y ese mismo año estableció el de 5.000 con 12:49.39.

Último mundial, en Sevilla

Entre 1993 y 1999 obtuvo cuatro títulos mundiales en 10.000, el último en Sevilla.

Como ya tenía también dos medallas de oro olímpicas, siempre en los 10.000 (Atlanta'96 y Sydney 2000), y por detrás empezaba a descollar su joven compatriota Kenenisa Bekele, que le batió en los Mundiales de París 2003, Gebre decidió pasarse al maratón, a las carreras sobre asfalto.

Le costó adaptarse a la distancia y a la superficie dura de las carreras en ruta, pero, sin pensar en nuevos títulos, consiguió hacerse con el récord mundial. El 28 de septiembre del 2008, en Berlín, se convirtió en el primer atleta que rompía el muro de las 2h04 en el maratón: 2h03:59, rebajando en 27 segundos su propia plusmarca. Era su récord mundial número 25, y nadie ha podido batirlo desde entonces.

Gebre no quiso competir por el título olímpico de maratón en Pekín, alegando que la contaminación era peligrosa para su asma, y también se le ha resistido el cross. Pese a que lo ha intentado, nunca pudo conquistar el título mundial sobre el barro.

Hoy, en Nueva York, sólo dos días después de asegurar que no pensaba en la retirada, el mejor fondista de todos los tiempos ha dicho adiós a la competición sin esperar a los Juegos Olímpicos de Londres. Con 37 años y problemas en las rodillas, ha comprendido que el atletismo ya no puede darle más.

A lo largo de su asombrosa carrera de 17 años "El Jefe" ha amasado una gran fortuna (ha llegado a cobrar un millón de dólares por un solo maratón), y a partir de ahora dedicará todo su tiempo a los negocios en su oficina de Addis Abeba.

Gebre conserva los récords mundiales de 20.000 metros (56:26.0), la hora (21,285 metros), 10 kilómetros en ruta (27:02) y maratón (2h03:59) y en 1998 fue elegido atleta mundial del año.