Albacete se echaba a la calle para rendir el enésimo homenaje al héroe de la Roja. Andrés Iniesta llegaba a un céntrico parque en el que miles de paisanos no dejaron de corear su nombre. Y no pararon hasta que consiguieron que Iniesta botase.

Un multitudinario homenaje en el que recibió de la alcaldesa el título de hijo adoptivo y del presidente del Albacete la insignia de oro y brillantes.

Otro compañero, del Barça y de la Selección, Gerard Piqué también recibía su homenaje. Este más íntimo y familiar en un pueblecito de Lleida, en el que nació su padre.