No es la primera vez que el maillot amarillo cede el triunfo de etapa a su principal competidor. Uno de los casos más recordados lo protagonizaron Miguel Induráin y Tony Rominger en el Tour de 1993. En la úndécima etapa, con final en Isola 2000, y con el navarro como claro líder de la ronda francesa, los dos corredores llegaron en solitario a la meta en alto. Induráin –hubo imágenes de televisión que intentaron mostrar que utilizó el freno- prefirió no disputar la victoria de etapa, que cedió al suizo.

Contador, al igual que lo era Induráin, es un corredor apreciado en el pelotón por su cercanía y compañerismo. Su gesto de hoy, además de la felicitación sincera y el abrazo en el que se ha fundido con Schleck nada más cruzar la meta, harán crecer su reputación. Actuaciones distintas a los que tenían Armstrong o, décadas antes, Merckx. Por algo al primero le conocen como la ´Bestia´ en el pelotón, mientras que al belga le llamaban el ´Caníbal´.