El luxemburgués Andy Schleck demostró ayer que está en el mejor momento de forma de su vida al vestirse de amarillo en la novena etapa disputada entre Morzine y Saint Jean de Maurienne, de 204 kilómetros, en un memorable duelo con Alberto Contador, en el que ambos eliminaron a todos los rivales, mientras que el triunfo parcial se lo llevó el francés Sandy Casar (Francaise des Jeux).

Enorme segunda etapa de los Alpes, que confirmó que la batalla por el Tour la van a librar Schleck y Contador, los más fuertes entre los elegidos. En la legendaria Madeleine atacaron y dejaron en la cuneta a todos los rivales. Evans se despidió del amarillo en un día aciago para el australiano, que demostró que no es un corredor para ganar la carrera.

La etapa la ganó Casar, veterano de 31 años que fue el más rápido entre los ocho corredores que disputaron el esprint. Ganó su tercera etapa en el Tour por delante de Luis León Sánchez (Caisse D'Epargne), quien perdió una gran ocasión, y del italiano Damiano Cunego. Ahí viajaban Schleck y Contador, que se unieron a los escapados en el último kilómetro y aún disputaron el triunfo.

Protagonistas

A la conclusión de la etapa, Contador se mostró contento de haber "cogido tiempo a algunos rivales" y volvió a recordar tras su mano a mano con Schleck que la "rueda a seguir" es la del luxemburgués. "He cogido tiempo a algunos de los rivales directos, y eso es importante, pero está claro, como ya he dicho en algunas ocasiones, que la rueda a seguir es la de Andy Schleck", insistió.

Por su parte, el luxemburgués se mostró exultante de alegría y aseguró que ve a Contador "con altibajos", algo que espera que se confirme "algún día". "Yo estoy muy feliz porque en este Tour ya he ganado una etapa y ahora tengo esta camiseta, es fantástico", aseveró. Y agregó: "Tengo cuarenta segundos por delante de Contador y grandes diferencias con los demás. Sólo tengo un hombre al que mirar", precisó a la vez que calificó la etapa de "drámatica" para Cadel Evans, hasta ayer líder de la general.