Paul, el pulpo más famoso del planeta, acertó. Su pronóstico en la final le servirá para engrandecer todavía más su leyenda. España es campeona del mundo y muchos se acuerdan del entrañable Paul, cuya vida a saltado estos días a los principales medios. Hasta ahora, el periódico más leído de Europa, "Bild", había afirmado, haciéndose eco de la biografía oficial del pulpo lanzada por el acuario Sea Life de Oberhausen, ciudad alemana de residencia del ejemplar, que era originario de Weymounth, Inglaterra, y que llevaba dos años y medio en su vitrina de 1.500 litros alemana.

De acuerdo con esa versión, Paul no había disfrutado jamás de vida sexual y, además, no podría contarse con más certeros pronósticos para futuros mundiales en su cómputo, puesto que la esperanza de vida de tales ejemplares es de tres años.

El dominical de ese mismo medio, "Bild am Sonntag", añadió ayer intriga a la cuestión, con declaraciones de la autoproclamada "madre" de Paul, Verena Bartsch, la entrenadora del pulpo, quien afirma que lo capturó con sus propias manos en abril, en aguas mediterráneas, ante la isla de Elba.

"Tenía como máximo cuatro semanas y no medía más que diez centímetros", recuerda Verena, según las estimaciones de la cual Paul tendría ahora apenas cuatro meses. De acuerdo con la cuidadora del pulpo, éste fue adquirido por el acuario de Oberhausen por 179 euros, tras haber pasado anteriormente por otra pecera alemana, en la ciudad de Coburg. La versión de Verena no afecta el inmaculado cómputo de aciertos en este Mundial: ocho sobre ocho y España campeona del mundo.

Sí arrojan, sin embargo, dudas respecto a su historial, puesto que desde el acuario de Oberhausen se sostenía que el Paul actual era el mismo Paul que en la Eurocopa pronosticó -y erró- victoria alemana frente a España en al final.

El Sea Life de Oberhausen mantiene, hasta ahora, su versión sobre la biografía del Paul inglés, de dos años y medio y sin descendencia propia, mientras en Alemania se notaron ya las consecuencias de la fe en sus pronósticos: la milla del aficionado berlinesa no se llenó y la expectación ante el partido por el tercer puesto contra Uruguay fue menor.

Paul había pronosticado victoria de los de Joachim Löw y apenas nadie en el país dudaba que así sería, pese a que sobre la selección se cernió una epidemia de gripe que dejó en el banquillo a varios titulares, incluido Klose, el goleador que aspiraba a derribar el récord de goles en un Mundial, 15, en poder de Ronaldo.

Ni Klose, ni Lahm ni Podolski ni Gómez: todos ellos enfermaron, igual que el propio Löw, mientras que en la portería se colocó Butt, en lugar del hasta ahora titular Neuer. Pese a ello, la presión de Forlán y resto de uruguayos, nadie parecía sufrir de verdad por el resultado de la "pequeña final" y la lucha por el tercer puesto de consolación. Si el pulpo lo dice, es que Alemania gana, era el sentir general.