Les une el amor por el deporte y, más concretamente, por el fútbol y por "La Roja. Son escritores, músicos, cineastas, bailarines, intelectuales y eruditos que no tiemblan para dar un pronóstico, definir el juego del contrario o convertirse en seleccionadores nacionales desde el sofá de su casa. Consultados sobre el éxito de la selección en el Mundial de Sudáfrica, explican la fascinación de este deporte a través de la alegría -o la tristeza- inmediata que causa a miles de personas al unísono y por el sentido de identidad a través de los colores de un uniforme deportivo.

Para el director de cine, actor, productor, guionista y presentador de televisión José Corbacho es "fantástico" que España haya llegado a la final del Mundial de Sudáfrica y confía en que no sea algo irrepetible. Sólo lamenta que su padre y su abuelo no vivan para verlo. "Si mis antepasados pudieran, les encantaría volver a este mundo sólo para vivir esto", señala. El escritor Javier Marías, gran aficionado al fútbol, considera que el "tradicional pesimismo" de los españoles "ha dado paso, por una vez, a lo que podríamos llamar "la confianza de los inocentes"", una confianza -ha dicho- "con la que a veces se llega muy lejos".

Tanto como para cambiar el espíritu de un país golpeado por la crisis: aunque la vida real de los españoles no cambie tras el Mundial puede cambiarles "misteriosamente" el ánimo, considera Marías. "Y si el ánimo y la concordia mejoran, todo lo demás puede hacerlo también", añade el escritor.

A Plácido Domingo, que le encanta el fútbol y sigue a la selección desde "hace once mundiales", le parece que a España "le haría mucho bien" proclamarse hoy campeona en la final contra Holanda. "Pase lo que pase, esto ya ha sido extraordinario. Tenemos un equipo muy sólido, muy joven, dinámico y con mucho futuro que ya ha sido campeón de Europa. En el futuro, Dios dirá", afirma el tenor, que hoy verá el partido en el estadio sudafricano.

Otro gran aficionado, Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, destaca cómo este deporte suscita siempre "un fervor de identidad, de sentido de nación". Pero no es un sentimiento exclusivo de España, dice, y pone como ejemplo lo que ha pasado en Francia la derrota de su selección: "Se ha convertido en una crisis".

Según el presidente del Patronato del Teatro Real, Gregorio Marañón -que no se pierde un partido-, la actuación de la selección es "un fenómeno social" como demuestra "la generalización del uso de la bandera española". Advierte, no obstante, que "ni la victoria, ni una posible derrota, deberían tener más trascendencia que la deportiva". Sin ser grandes amantes del balompié, los diseñadores sevillanos Vittorio&Lucchino han caído también en la fascinación de "La Roja". Viven con "verdadera pasión" la actuación española en el Mundial y no descartan realizar "algún modelo inspirado en el imponente estilo" de los jugadores de Del Bosque.

Y por qué no, los hay, como el saxofonista Iñaki Arakistain, que ven música en los pases de Iniesta, Villa y Xabi Alonso, ritmos comparables "por la contención y el control" a (nada menos que) Miles Davies.

Hasta el chef Ferran Adrià se rinde ante la magia de "La Roja": a pesar de la kilométrica lista de espera de "El Bulli", le harán hueco a la selección. Para Adriá, además del juego, hay que destacar la actitud de la Roja. "No ha habido ni una cosa malsonante en todo el tiempo que lleva la selección en Sudáfrica y esto es importante, son la imagen para millones de niños y mayores: la educación, el respeto, la manera de entender que esto es un deporte...", sostiene. El bailarín y coreógrafo Joaquín Cortés pide que si España gana la final, el barcelonista Xavi Hernández reciba el Balón de Oro. "Es el cerebro de la selección y, a nivel mundial, no hay otro centrocampista como él", opina Cortés.

Hoy, el sueño de la final; mañana, dice José Corbacho, "otra vez a sufrir". La selección es sinónimo de sinsabores, pero también de alegrías inesperadas, y seguirá siéndolo independientemente de lo que pase dentro de unas horas en el Soccer City de Johannesburgo.