El pulpo alemán Paul, elevado a los altares de la popularidad por sus acertados pronósticos futbolísticos en el Mundial de Sudáfrica, después de haber acertado tanto las victorias de Alemania como su derrota frente a España, tiene rivales directos, y que además respiran aire gallego. En las rías de Galicia también hay pulpos, y desde luego de más calidad que los germanos, pero donde estén unos buenos mariscos que se quite lo demás. Y los crustáceos, que tantos momentos de gloria pueden dar a los paladares, dictaron sentencia ayer ante la gran final del domingo: España va a vencer a Holanda.

Éste es el resultado, desde luego nada científico pero sí muy exótico, de la iniciativa de FARO y la empresa Acquariumgalicia, responsable del primer acuario de Galicia, situado en Punta Moreiras (O Grove).

La prueba, desarrollada en uno de los estanques más hermosos de cuantos tiene el acuario –en éste se representa el ecosistema propio de los fondos marinos existentes bajo una batea de mejillón y ostra– consistió en colocar dos peceras: una con la bandera de España y la otra con la enseña holandesa.

Esas peceras de cristal se colocaron en el interior del gran tanque del acuario, plagado de doradas, lubinas, sargos, langostas y, para la ocasión, un par de centollas.

La prueba consistía en ver qué animal se lanzaba antes a por las viandas de mejillón que se habían colocado en el interior de cada recipiente, pero sobre todo trataba de determinar qué recipiente elegía. Y el resultado no se hizo esperar. Las centollas Noa y Lucía, bautizadas así en honor de dos trabajadoras del acuario que colaboraron en el experimento, se situaron frente a la pecera que representaba a España. Pero como a los alemanes en el partido de semifinales disputado el miércoles, a las centollas les faltó rapidez y visión de juego. Una hábil langosta llamada Paula, sin duda con un buen olfato de gol, se abalanzó sobre la urna española y con ayuda de una de sus patas agarró las viandas y, de un solo bocado se zampó media docena de mejillones.

La voracidad de Paula no tenía límites, y lo mejor es que, tras zampárselos, se apartó, y tanto esa langosta como las demás, las centollas y los peces de este estanque del acuario grovense ni siquiera quisieron probar bocado en el recipiente holandés, por lo que algunos se atreven a asegurar que España no sólo va a ganar el domingo, sino que va a hacerlo por goleada.

Una veintena de personas, la mitad niños de entre tres y ocho años, ejercieron de animosos testigos de tan peculiar experimento. Stella, de dos años, Bruno, de tres y Noah, de seis, no dejaron de animar a la langosta Paula, mientras atacaba a los mejillones de la pecera española, y tanto ellos como los adultos que los acompañaban (Raquel, Carlos y Mónica), todos ellos llegados desde Ourense, aplaudían y daban vítores al ver que el crustáceo pitoniso se inclinaba por el recipiente español. Como ellos, otros grupos de niños y adultos presentes en el acuario animaban tanto a la langosta como a la selección, para finalizar el experimento entre gestos de aprobación y risas.

José Antonio Crespo, al que todos conocen como Pepe, se mostraba igual de orgulloso tras la prueba. Él es el trabajador del acuario de O Grove que se vistió el traje de neopreno y colocó las urnas en posición, con la comida dentro, para ver qué pasaba. Al salir del agua confesaba que nunca había hecho algo así y que no le gusta el fútbol, pero también él se mostró encantado de que la langosta se lanzara a por la pecera española, y le sorprendió la rapidez y decisión con la que actuó Paula.

Queda claro que ahora que La Roja se juega el campeonato del mundo y está haciendo historia, incluso aquellos a los que no les apasiona el balompié disfrutan como niños cuando gana España, aunque sea representada por una langosta que se zampa mejillones en una urna de cristal.