Argentina cerró ayer con un pleno de victorias su primera fase del Mundial, tras derrotar a Grecia 2-0 con un equipo plagado de cambios que, sin embargo, buscó el ataque tanto como el titular. Con menos ocasiones que en los dos primeros partidos, Argentina derrotó a Grecia gracias a un tanto de Martín Demichelis, el segundo que consigue un defensa argentino en Sudáfrica, tras el de Gabriel Heinze en el debut contra Nigeria, y otro de Martín Palermo, en los minutos finales. Una vez más, el gol se le resistió a un Leo Messi que lo intentó en innumerables ocasiones. Y ya ha dejado claro que quiere dejar su huella en este Mundial. Grecia había dispuesto un muro táctico que le prestaba especial atención. Y tenían a un Tzorvas en estadio de gracia. Hasta el tanto de Demichelis.

Los helenos no salieron de sus cuarteles de invierno pese a que el empate les mandaba a su casa. Fieles al estilo de su seleccionador, el alemán Otto Rehhagel, fiaron su suerte a la fortaleza de contención y a los balones largos destinados a un Georgios Samaras que trató de dañar a la zaga argentina con su velocidad. A la otra versión de Argentina le faltó algo de la intensidad ofensiva.