Los productores chinos de las ya célebres vuvuzelas, que se han convertido en el sonido que simboliza al Mundial de Sudáfrica, reconocieron hoy a la prensa local que la cita deportiva les ha reportado grandes beneficios, y confían en repetir el éxito vendiendo más de estos instrumentos a las ligas europeas.

Aunque las trompetillas de plástico no son algo ajeno a las ligas de Europa su uso todavía no está tan extendido como en Sudáfrica, donde se calcula que el 90 por ciento de las vuvuzelas son importadas de China, pero su popularización en el Mundial amenaza con aumentar su presencia en todo el mundo.

Según el diario "China Daily", en Reino Unido se calcula que cada dos segundos se adquiere una nueva vuvuzela, mientras que redes internacionales de compra de artículos por Internet, como Amazon o Taobao, han multiplicado por diez la venta de estos artefactos.

Espectadores, televisiones y hasta futbolistas como el capitán francés Patrice Evra se han quejado del sonido monótono e irritante de estos instrumentos.

Pero la prensa oficial china, al conocerse la procedencia nacional de las vuvuzelas, se ha mostrado a favor de ellas, asegurando que "enriquecen las experiencias de los aficionados en la Copa del Mundo, creando mayor participación".

Incluso hay aficionados chinos, cuenta el "China Daily", que soplan estas vuvuzelas cuando ven los partidos en la televisión, para sentirse "como si estuvieran en el estadio".

Las vuvuzelas, que imitan el sonido de los elefantes, eran de metal cuando comenzaron a usarse en los años 70, pero no estaban tan extendidas como cuando llegaron las de China, mucho más baratas y de plástico, hace unos 20 años.

Algunas voces pidieron la prohibición de la vuvuzela, algo que los organizadores se llegaron a plantear, aunque finalmente la FIFA se opuso a tal medida, argumentando que esas trompetas plásticas emiten "el sonido de África".

No son ni mucho menos el único objeto "made in China" presente en el Mundial. Dada la experiencia del país asiático en la fabricación de juguetes y complementos plásticos baratos, también son chinas muchas de las pelucas, banderas y artilugios inflables que los hinchas usan en los partidos para dar color a las gradas.

También son fabricados en factorías chinas contratadas por Adidas los balones Jabulani, tan polémicos o más como las vuvuzelas por sus extrañas trayectorias y por los apuros que los porteros están teniendo para atraparlos.

China, además, ha colocado por primera vez a un patrocinador oficial en el Mundial, la empresa de energías alternativas Yingli Solar, cuya publicidad puede verse en las bandas de prácticamente todos los partidos.