Cuando nadie lo esperaba, cuando todo el mundo se deshacía en elogios con "La Roja" y la catalogaba de favorita al título, Suiza, un equipo de menor calado y con una disposición absolutamente defensiva, atragantó (0-1) el debut de España en el Mundial de Sudáfrica y la obliga a no fallar ante Honduras y Chile.

Fue un partido calcado al de la derrota en la semifinal de la Copa de las Confederaciones contra Estados Unidos, hasta este momento el único partido que había perdido España en más de tres años. Dominio infructuoso, navegar y navegar para no llegar a la orilla y sucumbir. Vicente del Bosque se decantó por otorgar la titularidad a Andrés Iniesta, recuperado del problema muscular que sufrió en el último amistoso en Murcia contra Polonia. El centrocampista del Barcelona fue de lo mejor una vez más, pero en el segundo periodo volvió a romperse.

El guión del debut no podía ser más previsible, aunque el resultado final fue más que inesperado, sorprendente. España puso el juego, la posesión, el toque constante, y Ottmar Hitzfeld planteó un tablero de ajedrez en su campo con todos los peones al servicio de la defensa dejando en punta tan solo al fajador Nkufo ante la ausencia de su goleador Alexander Frei, lesionado. Entre los sonidos constantes de las vuvuzelas, la selección española tomó el mando del encuentro desde el minuto uno, pero no supo o no pudo derribar el muro de los "relojeros".

A Suiza, obviamente, no le importó. Era lo que había trabajado. Defender y defender a la espera de alguna acción a balón parado o una contra para sorprender. Y tuvo la fortuna de encontrarse con la del gol y otro par de ellas para rematar la faena. No estuvo fina España en el primer periodo. Su fútbol de toque fue excesivamente parsimonioso y faltó algo de velocidad, con lo que facilitó el trabajo de contención del cuadro helvético. No obstante, Gerard Piqué, a los 24 minutos, recibió dentro del área un balón de Iniesta y, tras driblar a un rival, se encontró con Benaglio, muy rápido en la salida, e impidió el gol del defensa con alma de delantero del Barcelona.

Del Bosque por momentos rompía su rostro de hombre tranquilo y les pedía a sus hombres que también podían jugar en largo. De esta manera la selección española inquietó en un par de ocasiones al meta helvético. Iniesta, muy activo, envió alto un disparo franco y Villa también tuvo, justo antes del descanso, una gran opción, pero cuando se había situado ante Benaglio su intento de vaselina se marchó desviado.

Y cuando parecía que en el inicio del segundo periodo España apretaba más y llegaba mejor al área suiza llegó lo que Hitzfeld esperaba y Del Bosque temía. Una contra embarullada acabó con una salida de Iker Casillas para evitar el tanto de Derdiyok, un rebote inoportuno y el remache a puerta vacía de Gelson Fernandes. Corría el minuto 52 y la selección española no tenía más remedio que meter una marcha más. Del Bosque lo vio también claro y optó por dar entrada en el 61 a Fernando Torres y Jesús Navas en lugar de Busquets y David Silva, en busca de más ataque y más desborde por la banda. Pero de nada sirvió. Ni siquiera el espectacular disparo de Xabi Alonso logró empatar el partido y España volvió al hotel con la cara larga, consciente de que ha de ganar los dos próximos partidos sí o sí.