Los Boston Celtics igualaron la serie final con Los Ángeles Lakers (1-1) al derrotarlos 103-94 y recuperaron el factor cancha gracias a una histórica actuación de Ray Allen, cuyos ocho triples suponen un récord en las Finales de la NBA.

El equipo de Doc Rivers disputará los próximos tres partidos en su feudo del TD Banknorth Garden. Allen firmó 32 puntos, con 8/11 en triples, mientras que Rajon Rondo registró un triple-doble con 19 tantos, 12 rebotes y 10 asistencias.

Pau Gasol, que tardó seis minutos en entrar a cancha en el último cuarto, fue el mejor de los locales, con 25 puntos y ocho rebotes, en tanto que Kobe Bryant se quedó en 21 tantos, en una serie de 8/20. Ésta es la primera derrota en casa de los Lakers en los "playoffs" de esta temporada.

Tras la polémica generada por los comentarios del español, no sorprendió que Boston buscara a Garnett en el arranque. "The Big Ticket" respondió con una brillante canasta frente a Gasol, pero se desinfló inmediatamente después y fue al banquillo con dos faltas personales en tres minutos.

Un eléctrico Allen tomó la responsabilidad en un primer cuarto marcado por el férreo arbitraje y la sólida actuación de Gasol, que enlazó ocho puntos seguidos, estuvo perfecto en sus tiros a cinco metros del aro y cargó con faltas también a Glen Davis.

La entrada de Rasheed Wallace frenó en seco al 16 californiano y Boston aprovechó para labrarse un importante colchón (22-31) al comienzo del segundo periodo, tras un parcial de 1-11.

La defensa de Boston era espeluznante. Los Lakers, que parecían chocar contra un muro en cada ataque, sufrían para encontrar cierto orden en la distribución del balón, completamente embarullada, y acusaron la tercera falta de Lamar Odom.

Tras llegar a los 14 de ventaja (28-42) por obra y gracia de la muñeca de Allen -siete triples en la primera parte-, los Celtics supieron manejar la renta y aguantar las embestidas de los Lakers, que se olvidaron de jugar con sus interiores y se limitaban a las individualidades de su estrella.

Desacertado Bryant

No le olían bien las cosas a Bryant. Limitado por sus tres personales y desacertado en el tiro, explotó justo antes de llegar al descanso con un triple sobre la bocina que dejó a los californianos a seis (48-54), después de que Gasol recuperara el protagonismo.

Muchos creyeron que los de Doc Rivers habían dejado pasar su oportunidad de hundir al rival, y los Lakers trataron de confirmar esa sensación con un bestial inicio en la segunda mitad. Entre Ron Artest y Gasol enlazaron un parcial de 9-2 que dio la vuelta al encuentro (57-56), a lo que contribuyó la actividad de Andrew Bynum bajo aros -concluyó con 21 puntos y siete tapones-.

A partir de ahí, el duelo fue de una igualdad mayúscula. El octavo triple de Allen (66-68) animó a Boston pero Gasol cerró el cuarto con una suspensión a media vuelta que puso las tablas (72-72) a falta de 12 minutos.

La aportación de Davis y la entrada de Nate Robinson sirvieron de revulsivo a los Celtics, pero Jordan Farmar, enérgico en defensa y certero desde el triple, contrarrestó la efervescencia de Boston.

Con 1:45 por jugar y a pesar de los puntos de Bryant, Boston se puso por delante (90-95) gracias a la ejecución y dominio de Rondo, que anotó ocho puntos casi seguidos e incluso taponó un lanzamiento triple de Derek Fisher, el héroe californiano en tantas ocasiones anteriores.

En los instantes finales, el acierto de Boston desde el tiro libre y las precipitaciones de Bryant y Artest fueron clave. Para entonces, la rebelión de Boston ya era una realidad.