El atacante aragonés, de 26 años, es un jugador de área que destacó en el último curso, donde fue pieza fundamental de un Alcoyano que firmó su mejor temporada de las últimas cuatro décadas, tras quedar campeón del grupo III y jugar la fase de ascenso a la Segunda A, donde quedó apeados por el Alcorcón en la repesca.

Sus 15 goles le llevaron a terminar como máximo artillero de su equipo y uno de los mejores delanteros de su grupo, lo que supuso que equipos como Xerez, Elche o Huesca le tuvieran en su agenda, lo mismo que Ponferradina y Sabadell, que también le siguieron los pasos para una posible incorporación.

Formado en las categorías inferiores del Zaragoza, con el que llegó a jugar con su filial en Segunda B, jugó posteriormente en el Huesca y el Barbastro, con el que firmó 34 goles en Tercera División, lo que le valió la pasada temporada para firmar por el Alcoyano.

Un hecho marcó negativamente esta última campaña, puesto que en un partido contra el Barcelona B, tuvo sus diferencias con el central Héctor Verdés, que le costó la expulsión camino de vestuarios en el descanso.

Sin embargo, al acabar el encuentro bajó al vestuario y se cruzó con el jugador azulgrana, al que agredió, lo que le valió una sanción de cuatro partidos.

A partir de ahí, su productividad cara a portería se vio frenada en seco, hasta el punto que en el tramo decisivo de la liga sólo anotó un gol, si bien participó decisivamente en cuatro de los cinco goles que anotó el Alcoyano en el promoción de ascenso.