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a Organización Mundial de la Salud ha calificado la depresión como la enfermedad del siglo XXI. ¿Considera que es así?

Es la patología de nuestro tiempo y su síntoma más importante es la tristeza. En España, entre 5 y 6 millones de personas la padece y un 20% de las enfermedades físicas tienen un fondo depresivo.

¿Qué causas sociales influyen en el aumento de los casos?

Hay dos tipos de depresiones, las endógenas, que son las que tienen una causa hereditaria y las exógenas, que están relacionadas con los acontecimientos de la vida y son las más frecuentes. Entre estas últimas, el paradigma es el de una mujer de 40 años, casada, abandonada por el marido y con tres hijos que, debido al trauma de la separación, han fracasado en el colegio o tienen problemas con las drogas. Este ejemplo refleja los principales problemas sociales, con el aumento de separaciones, que provocan más casos. En cuanto a la depresión endógena, el prototipo es el de un hombre casado con dos hijos y que cada primavera está triste, como le ocurría a su madre.

Entonces, ¿la depresión por causas externas es más probable en la mujer?

Se da en los dos sexos, pero las mujeres la padecen tres veces más porque son las que transportan todo el caudal sentimental afectivo, tienen síndrome premenstrual, depresión postparto o postaborto y la menopausia. Además, el machismo impera y les hace más propensas.

El obispo de Alicante dijo en una entrevista reciente en este diario que la homosexualidad era una enfermedad, ¿qué piensa usted al respecto?

No es una enfermedad en sentido clínico. Hay dos tipos: la congénita, que se debe a una alteración en el mapa cromosómico, y la adquirida, como ocurre en el 97% de los casos. Se adquiere por factores como la educación, tener un padre ausente, centrarse en modelos femeninos y una experiencia homosexual.

¿Existe algún tipo de trasfondo psicológico en los malos tratos?

Se suele dar más del hombre a la mujer y pueden ser físicos o psicológicos, que no se pueden demostrar. Tienen su traducción en una sociedad poco equilibrada, en la que el hedonismo está en primer plano, y se prima el placer sin darse cuenta de que la vida conyugal requiere sacrificio para mantenerse. Las epidemias actuales son el sida, la droga y las rupturas conyugales.