En el Zócalo, principal plaza pública del país, Aute se vio a gusto en un escenario adornado con calaveras de todos tipos y, aunque en su primera media hora entonó números poco conocidos por ser temas de este trabajo aparecido a comienzos de 2007, después provocó un coro gigante de millares de personas.

"Es un orgullo compartir con ustedes este día en el que la muerte se convierte en alegría. Lo lamentable es que la alegría no es para todos, por eso quiero desear que las víctimas de las inundaciones del estado de Tabasco se recuperen pronto", dijo antes de cantar su primera canción, "Me va la vida en ello".

Vestido con pantalón vaquero, un suéter negro y una chaqueta, Aute explicó el origen de varias de sus canciones, sobretodo de las menos conocidas como "Naves quemadas", "Esta noche" e "Imaginación", las tres pertenecientes al disco nuevo.

Después de entonar "Alone with you", dedicada a la actriz Sharon Stone, Aute fue seguido por un coro gigante al cantar canciones conocidas como "Alevosía", "Cada vez que me amas" y "Las cuatro y diez", de las favoritas de los mexicanos.

Un instante de humor fue cuando entonó "Una de dos", una sátira sobre un triángulo amoroso con la cual Aute se burló del matrimonio al decir que es cosa de tres como dice una de sus sílabas, tri.

"Vine a ver a mi amor frustrado y llegué cuatro horas antes para agarrar el mejor lugar", dijo Maluza, una maestra de matemática que desde la explanada acompañó al trovador en varias de sus canciones y fue una más entre miles de entusiastas del grupo gigante.

La decimoquinta canción, "Sin tu latido", hizo presentir a la gente que era el final; sin embargo lo mejor estaba por venir porque el español despidió a sus músicos y, a guitarra limpia, entonó cinco canciones conocidas, la primera "Rosas en el mar", que escribió en 1967 y fue un éxito de la época en México, pero él la presentó como un estreno mundial, otra de sus burlas de la noche.

Con el cielo estrellado y un aire frío soportable, Aute se despidió de la mejor manera.

Puso su guitarra en el suelo y, como hiciera en Madrid el pasado mes de mayo en el estreno de esta gira ante una audiencia entregada, entonó a capella la estremecedora "Al Alba". Esta vez se le quebró un instante la voz, pero la gente no lo tomó en cuenta porque a esas alturas le hubieran perdonado todo al compositor de 64 años, que mostró la energía de uno de veinte.

Poco después, el cantante mexicano Oscar Chávez tuvo una exitosa presentación, en la segunda parte de una velada como parte de los festejos por el día de muertos en la capital mexicana.