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Fin del ciclo con música rusa

La Orquesta Sinfónica de Galicia cierra la temporada del ADDA con Ivo Pogorelich al piano

Ivo Pogorelich.

Orquesta Sinfónica de Galicia.

Alicante, ADDA, 1 junio 2018. 20 horas.

Ivo Pogorelich, piano.

Dima Slobodeniouk, director.

Sergei Rachmaninov

(Oneg, 1873-Beverly Hills, 1943)

Concierto para piano número 2, en do menor (opus 18)

Obras y director ruso para el concierto con el que se cierra el VII ciclo sinfónico en el Auditorio de la Diputación en Alicante. No es casual porque en los doce conciertos del abono ha sido la música de compositores rusos la más presente, con tres obras de Shostakovich y Chaikovski, dos de Prokofiev, una de Mussorgsky y hoy de Rachamaninov. El segundo concierto para piano y orquesta del último de los compositores citados sigue siendo la obra más popular de su autor, una de las más tocadas por los virtuosos del piano y posiblemente la obra más decisiva en su carrera creativa. Rachmaninov compuso cinco obras concertantes para piano y orquesta: los cuatro conciertos y la «Rapsodia sobre un tema de Paganini». El «Concierto para piano número 2» fue estrenado en Moscú el 27 de octubre de 1901 por el propio Rachmaninov como solista con Alexandre Ziloti en la dirección. Con esta aparición y con esta obra marcó el compositor, nacido en la provincia de Novgorod, su retorno a la creación musical después de tres años de silencio casi total. El fracaso en 1897 de su Primera Sinfonía le hundió en un estado depresivo que requirió un tratamiento de psicoterapia por un médico hipnotizador, Niels Dahl, a quien dedicó la obra ya que fue quien le propuso superar la enfermedad escribiendo un concierto para piano. La obra, como todas las de este pianista-compositor que emigró en 1917 a Europa y Estados Unidos, donde moriría, se enmarca en un estilo post-romántico, el más adaptado a su temperamento impresionable, angustiado e introvertido; muy lejos de la música de sus contemporáneos Ravel, Bartók o Schönberg.

Piotr Ilyich Chaikovski

(Votkinsk, 1840- San Petersburgo, 1893)

Sinfonía número 4, en fa menor (opus 36)

Estrenada el 10 de febrero de 1878 en Moscú bajo la dirección de Nikolai Rubinstein, la Cuarta de Chaikovski fue escrita en 1877 alternándose con la creación de la ópera «Eugenio Oneguin» e interrumpida provisionalmente por el funesto matrimonio del autor en julio de ese año. En los últimos días de 1877 fue finalizada y no recibiría el espaldarazo del público hasta su ejecución en noviembre de 1878 en San Petersburgo, donde el triunfo obligó a repetir el Scherzo. La obra está dedicada «A mi mejor amiga», refiriéndose a Nadjda von Meck. En las cartas a la señora von Meck explica Chaikovski con todo detalle el contenido de esta sinfonía «donde encontraréis -le dice a su amiga-el eco de vuestras ideas y de vuestros sentimientos más profundos». Para el compositor, la introducción es el germen de toda la sinfonía, su idea principal: «es el fatum, esa fuerza fatal que impide la consecución del impulso hacia la felicidad, que vela celosamente para que el bienestar y la paz no sean nunca perfectos ni sin nubes, que está siempre suspendido encima de nuestra cabeza como una espada de Damocles y envenena inexorable y constantemente nuestra alma». Y concluye la descripción con estas líneas: «Y es que toda la vida humana es una sucesión perpetua de realidades penosas y de felicidad fugitiva. Hay que navegar por este mar hasta que os atrapa y os engulle en sus profundidades». Toda la composición sinfónica gira en torno a esta obsesión del fatum que volverá a estar presente en las dos últimas sinfonías de Chaikovski. La repetición del tema del destino en la Cuarta de Chaikovski ha sido comparada con el de la Quinta de Beethoven pese a que el sentimiento angustioso de una, la del ruso, se sitúe en las antípodas del estoicismo del maestro de Bonn.

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