Hablan del álbum como un disco de reafirmación, pero también de cambios.

Sí, por ahí también está el sentido del nombre del disco. Lo que hicimos fue intentar cambiar todos los procesos, y de hecho lo hicimos. Cambiamos al productor, el sitio en el que grabamos, el local de ensayo? Pero en el proceso nos dimos cuenta de que lo que venía de atrás a veces era lo importante. Fue como poner la casa en otro sitio, más que construir una casa nueva.

Se reinventaron en un lugar con mucha historia, Hansa.

Fue más bien por retirarnos de donde estábamos. Allí se vivieron muchos procesos de transformación, como el de Bowie. Cuando ves qué bandas estuvieron allí, el ambiente te atrapa quieras o no.

Dicen que este disco les ha «salvado emocionalmente». ¿Habían perdido la ilusión tras La deriva

No fue la ilusión, simplemente es que nos conocemos desde hace mucho tiempo, y la vida de todos ha cambiado. Teníamos que resituarnos los unos con los otros. Todos estos cambios de proceso entre nosotros al final son decisiones, y las decisiones a veces son enfrentamiento, porque cada uno lo ve de una manera. Hay que buscar situarte en el lugar del otro para estar todos en el mismo barco. Este disco lo hemos utilizado para eso.

Deséame suerte es uno de los temas que más muestran todo ese conflicto. «¿Qué viene después?», dicen en ella. ¿Ha habido mucha incertidumbre?Deséame suerte

Sí, claro. Antes ir al estudio a grabar era casi un trámite, porque en el local lo dejábamos todo preparado. Siempre había un espacio para la improvisación, pero estaba muy reducido. Aquí, puedo decir que mis arreglos se han hecho en Hansa. La idea de grabar el disco canción a canción hizo que fuera todo muy espontáneo. Teníamos un día para hacer todo, y lo que se hizo fue lo que se quedó.

Es un disco de introspección, con alguna reflexión peculiar, como la de El discurso del rey.

Esa canción habla de qué pasaría si un día en Nochebuena no hubiese discurso del rey. Algo que siempre está ahí, pero que lo puedes asemejar a cualquier cosa. ¿Qué pasa si el día de tu cumpleaños no es tu cumpleaños, o si el día de Nochevieja no hay campanadas? Es la reflexión sobre que deje de existir algo que parece estable. Abre la ventana a la cantidad de posibilidades que puede haber en ese momento.

El tema lo han tocado en Latinoamérica. ¿Cómo han vivido la gira allí?

Ha sido como la guinda a un trabajo de un año. La gira que hemos hecho nos ha ayudado a cerrar ciertos elementos que son muy importantes, como el repertorio. Hemos estado en Lima, Bogotá, Medellín, Montevideo, Buenos Aires? Ha sido un recorrido muy intenso de un mes, que nos ha permitido poner este disco a prueba.

¿Y cómo viven los diez años del primero, Un día en el mundo

Para nosotros es una fecha muy emocionante, pero lo que nos mueve es lo que nos espera en el futuro, no lo que ha sucedido. Aunque no podemos estar más agradecidos a Un día en el mundo. Es el disco que nos ha permitido vivir de la música.

Lo hacen bajo el sello del indie, un término que no va normalmente ligado a grandes casas discográficas como con la que firmaron el año pasado. ¿Les ha costado críticas la decisión?

Nuestro disco lo ha sacado Pequeño Salto Mortal, que es la discográfica que montamos hace años para sacar los discos de Vetusta Morla. Lo que ha habido es un acuerdo de distribución y licencia con Sony. Para nosotros era muy complicado gestionar a nivel mundial todo lo que estaba sucediendo con nuestro catálogo. No teníamos más remedio, pero no hemos visto ninguna crítica. Se siguen haciendo las cosas como queremos..

Comenzaba hablándole de cambios, pero quiero acabar con lo contrario. ¿Qué se mantiene hasta hoy en Vetusta Morla, después de tanto tiempo?

El tipo de relación ha cambiado, pero hoy veníamos en el tren como la primera vez que nos subimos en la furgoneta hace veinte años. Cambia todo, pero es lo bonito. Creo que una de las cosas más importantes que hay que aprender es la capacidad del desapego. Nos seguimos queriendo igual, haciendo cosas juntos, pero de otra manera. Mantenerse en lo mismo sería un error.