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Necrológica

Isidro Vidal y los siete jacintos de Monóvar

Isidro Vidal, escritor y decano de los periodistas alicantinos, falleció la noche del miércoles a los 96 años

Isidro Vidal y los siete jacintos de Monóvar

Pocos sabían que hubo un día -el primero de primavera- en el que el periodista Isidro Vidal, uno de los redactores que protagonizaron el inicio del diario INFORMACIÓN, cumplió una promesa hecha a Azorín. Corría el año de 1953 cuando le envió, junto a una carta, siete jacintos «de un montecillo cercano a Monóvar», la población natal de los dos. Pero la carta contenía además una noticia: la Diputación de Alicante acababa de constituir el Instituto de Estudios Alicantinos (IEA), precedente del actual IAC Juan Gil-Albert, e Isidro Vidal, que formaba parte de su sección de Literatura, adelantaba a su destinatario la preparación de un homenaje. Pronto obtuvo respuesta: «Los jacintos son preciosos; tienen para mí, además, un valor simbólico. Mucho bien puede hacer -y lo hará- el Instituto fundado por esa Diputación. En el campo de la literatura, sobre todo», contestó Azorín.

Con el cruce de aquellas cartas se confirmaba el que se convirtió en el primer acto en la historia de la institución: un homenaje al escritor cuando iba a cumplir ochenta años. Un homenaje que se abrió en Alicante el 20 de mayo con una exposición bibliográfica e iconográfica y que contó después con una jornada celebrada en Monóvar el 7 de junio, en la que Azorín fue declarado como primer Miembro de Honor del IEA.

Olvidado este precedente durante décadas, lo hemos conocido mejor gracias a las que han sido las últimas declaraciones de Isidro Vidal a una publicación. Hace unos meses en la revista monográfica Canelobre «Azorín, clásico y moderno» recogía sus testimonios sobre su trato con el autor. La periodista Elvira Rodríguez, subdirectora de la revista, reconstruyó en un artículo -»Azorín de cerca»- esa relación en la que dos paisanos con una conexión en común, el periodismo, coincidieron e intercambiaron impresiones. Isidro Vidal entrevistó varias veces al escritor, llegó a publicar en 1951 una separata de la revista Bèrnia titulada «Por qué Azorín no vuelve a Monóvar» y reconoció una gran admiración por su literatura. «Sabía colocar cada palabra en su sitio», decía. En su archivo, cuidado por sus hijas Inmaculada y Maritina, conservó la copia de la carta enviada con los jacintos y la respuesta original de Azorín.

El diario INFORMACIÓN fue precisamente el relator del homenaje realizado en Monóvar, y en sus páginas se consignó que éste se produjo «por iniciativa del señor Vidal Martínez que fue aceptada por todos». Sorprende que en la visita que rindió al autor en Madrid, poco después del escrito y antes de la celebración de los actos, éste -al oír que se programaría una visita a la finca familiar del collado de Salinas- se interesara de nuevo por el campo en Monóvar, queriendo saber si seguía la tradición de los jóvenes de comerse la «mona» en Pascua e interesándose por los almendros.

Isidro Vidal es un capítulo notable de la historia del periodismo en Alicante: director del diario INFORMACIÓN, de Hoja del lunes, del Ciudad de Alcoy, presidente de la Asociación de la Prensa. Casado con Marita Bernabé, que falleció en 2013, sus hijas Inmaculada y Maritina, ya jubiladas, han sido catedráticas de Historia del Arte en la Universidad de Alicante y de Biología en la Universidad de Granada. La avanzada edad de Isidro Vidal, que nació en 1922, impidió su presencia en las presentaciones de Canelobre en Alicante y Monóvar en diciembre, a las que sí asistieron sus hijas. Ahora, pocos meses después, nos llega la noticia de su muerte en primavera. Y es curioso: sus restos reposarán en Monóvar, en el mismo cementerio que reposan los de Azorín desde su traslado en 1990. Cerca de donde florecieron los siete jacintos que un día le envió.

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