La Abogacía de la Generalitat ha pedido al juzgado del caso IVAM que investigue a José Luis Rueda, hijo adoptivo y heredero del escultor Gerardo Rueda, y que se fije una fianza de 4.176.863 euros para él, la exdirectora del museo Consuelo Ciscar y el exsubdirector económico Juan Carlos Lledó.

«El IVAM adquirió obras de arte no originales, como si lo fueran, enriqueciendo a José Luis Rueda», mantiene la Abogacía. Y desgrana: entre 2004 y 2006 el museo adquirió del hijo adoptivo del escultor, mediante dos contratos mixtos de compra-venta y donación una serie de obras cuyo supuesto autor era su padre.

José Luis Rueda halló e incorporó a su patrimonio unas 600 obras de arte de su padre, valoradas en unos 21 millones de euros, en 2007, once años después de su fallecimiento, algunas de ellas de más de dos metros e incluso alguna de diez metros de alto, según consta en el escrito de la Abogacía, que pide que se investigue al hijo del pintor y escultor por haber vendido al IVAM en 2004 y 2006, por 3,4 millones de euros, obras de arte no originales que habrían sido hechas más de diez años después del fallecimiento del artista.

La Abogacía detalla que Rueda legó a su hijo todas las obras de arte que estaban en su poder, aunque en el cuaderno particional de esa herencia, donde debían incluirse todos los bienes, «no se incluye ni una obra». Sin embargo, «de forma sorpresiva y enigmática, en 2007 José Luis Rueda, obviando al albacea y contador-partidor de la herencia de su padre, dice haber encontrado unas 600 obras de arte valoradas en más de 21 millones».

Según la UDEF incorporado a la causa, muchas de estas obras miden más de dos metros de altura, e incluso alguna de ellas supera los diez metros, por lo que la Abogacía se pregunta: «¿Cómo pudieron permanecer olvidadas o perdidas estas obras?».

En el sumario hay constancia de una carta remitida en 2004 por José Luis Rueda a la entonces directora del IVAM, Consuelo Císcar, en la que le ofrece una obra titulada El Gran Relieve por 360.000 euros, a pesar de que el original de esta obra había sido donado por el hijo de Rueda al Museo Reina Sofía de Madrid en 2002.

Se sospecha estar «ante un nuevo ardid de José Luis Rueda para dar una falsa pátina de originalidad a las obras que transmitió al IVAM, y como en el resto de las actuaciones, se observa una omisión deliberada de la dirección del museo por comprobar la titularidad de las obras».

Además, la Abogacía añade: «No satisfechos con haber ocasionado un quebranto de 3,4 millones al IVAM, los protagonistas de estas acciones fraudulentas se concertaron para organizar, con cargo siempre a las arcas públicas, varias exposiciones para promocionar las obras falsamente atribuidas a Gerardo Rueda».