Vivió 98 años y hasta el último día de su vida pintó. Ahora el MACA reúne en Alicante una selección de las obras más representativas de Esteban Vicente (Turégano, Segovia, 1903 - Long Island, New York, 2001), que en 1936 se instaló en Estados Unidos y pasó a integrar uno de los movimientos más destacados del arte de la segunda mitad del siglo XX, el expresionismo abstracto.

Desde ayer y hasta el próximo 1 de julio, 27 obras de la colección permanente que el artista donó al museo que lleva su nombre en Segovia se exhiben por primera vez en el museo alicantino, espacio que, como aquel, alberga la obra de dos creadores que buscaron la luz a través del color .

La conservadora del MACA, Rosa Castells, celebró la colaboración lograda con el Museo Esteba Vicente de Segovia -ambos centros estudian ahora una posible exposición de Eusebio Sempere allí- por traer por primera vez a Alicante estas piezas «que hablan por sí mismas y que son emocionantes, tanto las obras de los primeros collages como los últimos años de color en busca de la luz, que es lo que le une a Sempere».

Castells destacó que la ciudad está de «enhorabuena» porque desde el año 1995 la Comunidad Valenciana no veía una exposición de Esteban Vicente, que cuenta con una treintena de obras en el IVAM y otras tantas en el Museo Nacional Reina Sofía, cuya figura «fue una referencia para otros artistas españoles de la segunda mitad del siglo».

Ana Doldán de Cáceres, comisaria de la muestra Esteban Vicente. La pintura tiene que ser pobre, indicó respecto al título que a Vicente le interesaba la pobreza en la pintura entendida como «parquedad en los materiales» y recordó que, aunque fue miembro del expresionismo abstracto, el artista comenzó con la figuración, una etapa de la que no ha podido traerse obra, pero la selección colgada en el MACA refleja cómo entre 1936 y 1950 «coquetea con el cubismo», después pasa a la pintura de acción -cuyo exponente más claro es Pollock- «pero de corte más lírico y poético, por esa tradición española», en los 60 las formas «ya flotan en las atmósferas» y su pintura se dirige a una «constante búsqueda de la luz, de atraparla a través de la pintura».

Las referencias arquitectónicas de Nueva York y la influencia del minimalismo se ven a partir de los 70 , donde el color conquista su obra y habla de «paisajes interiores» en los que Esteban Vicente abandona el pincel y utiliza el aerógrafo o pistola de pintura. Algunas de sus obras recuerdan a otro grande del expresionismo abstracto, Rothko, «aunque él rechazaba su influencia», indicó la comisaria, que añadió que en las últimas décadas de su vida quedó seducido por la naturaleza, la belleza y el color y sus obras son «un canto a la vida».

El Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia celebra veinte años y su colección consta de 153 obras, entre pinturas, collages, dibujos, acuarelas, esculturas y un tapiz.

Ana Doldán de Cáceres recordó que fue el valenciano Vicent Todolí, exdirector de la Tate Modern de Londres y exresponsable del IVAM, quien recupera a Esteban Vicente para España y lo trae en 1987, año en el que realizó una gran exposición retrospectiva en la Fundación Banco Exterior de España en Madrid. Recibió, entre otros, reconocimientos, la Medalla de Oro de las Bellas Artes.