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La guerra por el uso de los datos

Expertos analizan las consecuencias del escándalo en Facebook tras la filtración de información de 50 millones de usuarios de la red

La guerra por el uso de los datos

El escándalo que salpica a Facebook por el uso indebido de datos de 50 millones de usuarios por parte de la consultora Cambridge Analytics, que supuestamente los utilizó para influir en la campaña electoral norteamericana a favor de Trump, ha encendido las alarmas sobre la protección del usuario y la falta de control de la información en las redes.

Siendo grave, puede ser más de lo que parece. Así opina Andrés Torrubia, ingeniero de Telecomunicaciones, emprendedor y cofundador de fixr.com, que cree que Facebook ha ido «demasiado lejos cediendo datos de usuarios a terceras empresas sin luego ejercer control real sobre su uso».

Explica que los datos de los usuarios dejaron los servidores de Facebook y acabaron en otra empresa que los usó para otros fines: «Facebook tiene mucha responsabilidad. Google, por ejemplo, recaba igual o más información del usuario pero los datos nunca dejan los servidores de Google, por lo que pueden ejercer control efectivo. Facebook tenía medidas contractuales para, por ejemplo, hacer auditorías al azar que nunca realizó», opina el ingeniero alicantino, que afirma que esta fuga de información es un ejemplo de que «es posible influir en los comportamientos de las personas» con fines electorales.

«La efectividad de campañas tan personificadas es muchísimo más alta y con los datos de millones de usuarios crearon cientos de segmentos a los que comunicar propaganda súper específica y efectiva», señala, mientras apunta que el usuario debe «darse cuenta de que nada es gratis; la empresa ha de sacar rendimiento y hoy en internet la moneda de cambio son los datos. Lo segundo es entender cómo la empresa usará los datos y si tal uso es aceptable», tras recordar que ha habido redes sociales de pago sin anuncios ni recopilación de datos y sin éxito: «la gente prefiere pagar con sus datos que con dinero».

El rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, doctor en Informática que desarrolla su docencia en la enseñanza de las bases de datos, asegura que «vivimos una revolución digital donde el valor de los datos es importantísimo. Estamos en guerra por adquirir esos datos. Todos usamos la información por internet y eso tiene mucho valor, saben nuestros gustos, conocen tu perfil, qué compras... eso es fundamental para las compañías y los gobiernos. El usuario está indefenso en esa batalla». En su opinión, el ejemplo de Facebook muestra que «no existe la prudencia necesaria para controlar, ni garantías de que tus datos están realmente protegidos», por lo que «la batalla de la seguridad, la ciberseguridad, es lo que primará en los próximos años».

Palomar considera que en esta revolución digital «ha ido más rápido la accesibilidad de los datos que la protección de los mismos, que es más complicado» y considera que lo sucedido es responsabilidad de Facebook por esa «dejadez»: «Tendría que garantizar que esos datos no iban a cederse a terceros para determinados fines fraudulentos».

El rector de la UA considera no obstante que «no hay nada imposible» en el camino a la protección del derecho digitaly apunta al papel de los Estados en su vigilancia. «Los gobiernos tienen que regular el tránsito y la circulación de los datos. Se debería hacer mucho más por regular estas situaciones para que no vuelvan a suceder».

Para Vicente Galiano, profesor de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad Miguel Hernández, lo grave de estas situaciones es «que la gente, los usuarios, se creen que esto no va con ellos. Piensan ¿a mí que más me da que usen mis datos si lo que cuelgo son tonterías en Facebook? Pero compartimos datos todos los días. La información es el oro actual y hay un mercado y un mercadeo de datos importante. Facebook tiene muchos datos nuestros pero también hay consentimiento de los usuarios».

El profesor de la UMH se pregunta si la red social ha dado más datos de los que debía o si los ha recolectado la aplicación, pero en cualquier caso la empresa de Mark Zuckerberg «ha sido un mal vigilante» ya que «ha habido falta de seguridad en sus aplicaciones a terceros» y el resultado es que los datos de 50 millones de personas han podido influir en una campaña. «Facebook tiene su responsabilidad por falta de vigilancia pero el usuario también debe publicar lo justo y necesario», opina Galiano, que recuerda que las redes sociales son empresas que «te están dando un servicio gratis pero gratis no hay nada».

«Hay una fiebre por publicar y unas ganas de exposición que, cuanto más aumenta, más peligro hay de que se extrapolen nuestros datos. Y cuanta más información colguemos, más información sabrán de nosotros y nuestros amigos», apunta el profesor de la UMH, que también considera que esta crisis le puede pasar factura a Facebook, que sufrió un descenso en Bolsa del 7%, la mayor caída en cuatro años, y ya hay campañas para borrarse lanzadas por el cofundador de WhatsApp, propiedad de Facebook.

«Sí le puede afectar porque en estas empresas el capital es la credibilidad, que se mide por los usuarios que tienen, y puede ser que tenga una caída, pero tampoco creo que la gente se de de baja de forma masiva. De ahí a la caída de Facebook, nada», concluye.

Andrés Torrubia, por su parte, considera que si no le cuesta caro a Facebook este escándalo «será un ejemplo para otras empresas de que no pasa nada y este tipo de comportamientos se repetirá».

Y respecto al alcance de la crisis de confianza, apunta que «el impacto en la economía a corto plazo es el arrastre de otras tecnológicas a raíz de la bajada de la cotización bursátil de Facebook. Si la gente usa menos Facebook por la crisis de confianza dedicará su tiempo a otras cosas y el impacto económico (en publicidad) se distribuirá a otros sectores, lo cual no es malo, pero dudo mucho que la desconfianza abarque a internet en general».

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