¿Soleá Morente es cantaora, cantante, flamenca, artista...?
Es difícil ponerte una etiqueta o clasificarte a ti mismo, pero me definiría como música, como una gran aficionada al arte en general, con una raíz flamenca que me ha dado la posibilidad de crecer a otros lugares e investigar otras texturas. Esta ahí el cante en la voz y el flamenco está latente, haga lo que haga siempre estará, porque para mí tiene la misma importancia un fandango que una canción pop. Es decir lo mismo de diferente manera y no pasa nada.
Ese «maridaje» entre flamenco y pop rock le habrá dado muchas alegrías y también muchos disgustos por los puristas.
Bueno, eso siempre está ahí y a todo el mundo no le puede gustar lo que haces, y más cuando no es una música fácil. Hay gustos como colores. Cuando hago música no pienso en los puristas, meto la mano en mi corazón e intento hacer caso a mi intuición y lo que me dicta el alma.
Supongo que esa vertiente le viene de su padre.
Claro, tener un padre como Enrique Morente te influye por supuesto para bien y he aprendido cosas maravillosas de él. Sobre todo a no tener miedo a hacer lo que sientes si es verdad y si no haces daño a nadie. Para mi padre el cante y la tradición eran sagrados, por eso mismo los hizo evolucionar y crecer a otros públicos que antes no conocían el flamenco.
¿Cómo se combinan las palmas con la guitarra eléctrica?
Pues es algo muy natural. Cuando nos juntamos a tocar con el grupo, que hay una guitarra flamenca, una batería, una bailaora, cada uno hace lo que hace desde el corazón y eso mágicamente da un resultado. Si no lo fuerzas.
¿Y cuál es su público?
Es un público variado, cuando doy un concierto me encuentro de todo, desde el aficionado al flamenco que es fan de mi padre o de Estrella y vienen a ver qué hago, a un público más indie.
¿Qué supuso en su carrera y en su formación como artista la colaboración con Los Evangelistas, ese grupo integrado por cuatro de Los Planetas y Lagartija Nick que surgió para homenajear a su padre?
Para mí fue determinante. Si no lo hubiese hecho, estaría haciendo otro tipo de música. Con ellos he aprendido y estoy aprendiendo cosas muy interesantes, conociendo grupos diferentes. Es una forma de ver la música distinta, que va asociada, como en el arte en general, a un mensaje, a un compromiso social. A raíz de colaborar con ellos empecé a acostumbrarme a actuar con una banda de rock potente y eso ha determinado mi manera de cantar y mis gustos.
Dos discos, Tendrá que haber un camino y Ya no solo te veo a ti . Este último supone un gran giro en su trayectoria, su voz adquiere otra tonalidad y va de registros como Gainsbourg a Las Grecas.
Es verdad que hemos conseguido sin pretenderlo crear un sonido diferente al otro disco; conceptual y estéticamente es otra historia. Soy la misma persona, pero bueno trabajando desde otro punto de vista. Sí que hay mucha influencia de Gainsbourg y de Las Grecas, como una mezcla que en ese momento hemos sentida así. Y a mí me gusta experimentar, innovar y aventurarme a que me ocurran cosas nuevas.
En este disco canta muy diferente con la misma voz.
Sí, es curioso y a mí me llama también la atención. Con este disco nuevo he ido descubriendo cosas en mi voz que antes no sabía.
Mañana tendrá un encuentro con su público cara a cara en el Teatro Principal, donde compartirá escenario en el sentido literal de la palabra.
Me parece supercurioso. Tengo muchas ganas porque me parece muy divertido y muy interesante que el público forme parte de la actuación, aunque siempre está ahí, y que el concierto lo hagamos entre el público y yo. Me parece fascinante y no sé cómo será la aventura. Yo pienso darle al público el micrófono y que pueda interactuar, me parece genial. Nunca he vivido tener al público tan cerca y ver sus caras y que puedan peguntar. Creo que es necesario y ojala se hagan muchas cosas así.
Como espectadora me encantaría asistir a un concierto así. Es vivir al artista mucho más de cerca. Cuando el artista está en el escenario lo tiendes a mitificar y esto es como bajarlo del olimpo para estar todos juntos, un mensaje necesario hoy en día para que el arte no sea para unos pocos.
Estudió Filología Hispánica. ¿Pensó que sería su profesión?
La carrera está ahí. Es una de las cosas más maravillosas que he tenido en la vida. Esa carrera tan bonita, que era también estudiar parte de la carrera de música porque el texto es el cincuenta por ciento de la música. Ejercer como filóloga desde mi vida ahora como artista creo que lo ejerzo porque estudio bastante, leo muchísimo y trabajo mucho con la palabra.
El pasado jueves fue un día histórico para la mujer. ¿Nos queda mucho por recorrer?
Yo creo que estamos avanzando poquito a poco, no nos estamos quedando quietas ante la anulación que pretenden hacernos. Es como luchar con un gigante histórico, pero cada vez hay más conciencia, las chicas y los chicos por supuesto. Yo tengo esperanza en el ser humano. Hay que ir evolucionando... como en el flamenco. Pero que la evolución esté a favor de la paz no para crear agresividad contra nadie.
