La fotografía muestra su cara más urbana durante la segunda semana del festival internacional PhotoAlicante con las intervenciones en la calle, que acabaron de instalarse ayer en Alicante y, por vez primera, también en Sant Joan d'Alacant.

Además de la quincena de exposiciones en distintos espacios cerrados que ofrece el festival, que se van inaugurando a lo largo de todo el mes de marzo, los ciudadanos pueden encontrarse por la calle con seis intervenciones urbanas en Alicante y tres en Sant Joan. En ellas, fotógrafos españoles y extranjeros muestran sus propuestas artísticas en muros y fachadas de inmuebles, algunos ya habituales, como la Casa de la Festa en la Rambla, las escaleras del Jorge Juan o Las Cigarreras, pero también lugares nuevos como la Lonja del Pescado, la plaza Gabriel Miró, donde se aprovecha la superficie de las cajas de instalación eléctrica, o el edificio en obras (paralizadas) de ampliación del Centro 14.

En este último de la calle Labradores se encuentra una fotografía de Jesús Monterde (Benassal, 1969), que aborda el tema de la muerte como un canto a la vida en su proyecto Nemini Parco, mientras que a escasos metros, en el lateral de la Casa de la Festa que da a la Rambla, emerge en cinco instantáneas Verónica Ruth Frías con A 153 centímetros. Esta fotógrafa de Córdoba, que se camufla bajo otras identidades en sus obras, plantea el colapso de la naturaleza y reivindica en una metáfora la relación con la tierra y su virtud de dar vida.

En las escaleras del Jorge Juan se presentan dos imágenes de la pareja valenciana formada por Daniel Rueda y Anna Devís, que en sus obras interactúan con la arquitectura y el diseño y ambientan sus imágenes en ciudades de todo el mundo. Una colección peculiar de piezas sencillas y minimalistas que transmite, sobre todo, alegría de vivir.

En la Lonja del Pescado, Mahala, de Anton Polyakov y Anna Galatonova, habla de la despoblación rural entre la primera generación de Tranistria, un pequeño territorio entre Moldavia y Ucrania declarado independiente pero no reconocido en ninguna parte.

El Clot, que da nombre a un edificio amenazado con desaparecer en el barrio valenciano del Cabanyal que sin embargo está siendo ocupado por familias sin hogar, que arreglan los pisos vacíos, es la propuesta de Jorge López Muñoz, quien retrata a uno de estos vecinos en Las Cigarreras. Meritxell Artzis plantea en The Red Wood tres paisajes de ciudades ocultas tamizadas por la luz en Gabriel Miró.

En la fachada de la Casa de Cultura de Sant Joan lucen desde ayer las imágenes de Edurne Herrán, Andere Ik/ Mi otro yo, que preguntó qué les gustaría ser a los vecinos del edificio donde vivió en Utrecht durante una residencia artística y en su propuesta muestra el resultado, los «otros yoes».

Otras dos fotógrafas se estrenan en las intervenciones de Sant Joan. Maite Ordúñez, que en la Casa de la Juventud presenta Woman, con retratos de mujeres de diferentes lugares del mundo; y Erika Zirkei, quien se detiene en espacios urbanos en Big Spaces en el Centro Cultural . En estos centros también se han inaugurado la exposición colectiva Nueve mujeres y un objetivo y Sweetheart, de Mar Blanes.