La pianista Marta Espinós participó en un concierto de homenaje a Joaquín Achúcarro diez días antes de salir de cuentas sin que su abultado perfil de embarazada se lo impidiera. La flautista Julia Gállego ha podido dar de comer a sus bebés en las orquestas en las que ha trabajado y la percusionista Carolina Alcaraz cuenta que una de sus colegas del cuarteto viaja ahora con el suyo al encontrarse en periodo de lactancia.

La maternidad es prácticamente la única diferencia que estas tres intérpretes alicantinas encuentran en relación al trabajo que desempeñan con sus compañeros varones en un mundo dominado tradicionalmente por hombres compositores y directores de orquesta pero más abierto a las mujeres en determinados instrumentos. Las tres participan en el ciclo Emoción Diva del ADDA para destacar el papel de creadoras e instrumentistas y las tres agradecen la iniciativa para dar visibilidad a las mujeres, aunque confían en que con el tiempo no sea necesaria.

Marta Espinós (Xàbia, 38 años) considera «estupendo» todo lo que se haga para «dar visibilidad al trabajo de la mujer» en todos los campos pero «la finalidad es que desaparezcan» estas fechas y estos ciclos. «Ojalá llegue el día en el que no haga falta porque en las temporadas de las orquestas y en los ciclos musicales se integre de forma natural la música de mujeres, de ahora y de antes».

Ella, que ofrecerá el día 17 un concierto comentado sobre Bach y el reflejo que ha tenido en obras de otros autores doscientos años después, apunta que «la historia ha tratado mejor a las intérpretes que a las compositoras. Una mujer en el instrumento era atractivo visualmente y entraba dentro de la visión masculina, pero hay un componente intelectual importante en la composición y las mujeres ahí han estado más oscurecidas».

Afincada en Madrid y formada en Alicante, Barcelona y Dallas junto al maestro Achúcarro, Espinós dice no tener motivo de queja por discriminación en su carrera profesional, pero la presencia de mujeres en la música clásica o contemporánea «sigue estando muy por debajo del 50%» y el porqué ella lo tiene claro: «La maternidad y la vida personal trunca muchas carreras. Todos conocemos ejemplos de intérpretes estupendas que tras ser madres han reducido su carrera o directamente han desaparecido porque tras un parón por maternidad luego es complicado volver a la jungla».

En su caso, el concierto del día 17 será el primero después de seis meses «y es complicado, pero no imposible con el apoyo adecuado del entorno más cercano» pero en general, aunque hoy hay un equilibrio de género en la interpretación, cree que «habrá que esperar a ver qué pasa con las jóvenes intérpretes después de los 45 años». Sobre su instrumento, el piano, opina que «está pensado a la medida del varón y hay repertorios muy grandes para las manos de la mujer, que suelen ser más pequeñas».

En el caso de Carolina Alcaraz (Alcoy, 44 años), percusionista con plaza en la Orquesta de Córdoba, su campo de acción -donde cabe desde el triángulo hasta los timbales o marimbas- no le hace sentirse pequeña por ser mujer. «No me siento a contracorriente en absoluto. Cuando toco no soy consciente de que soy una mujer ni pienso en las emociones del público por ver tocando a una mujer. Solo pienso que tiene que salir bien y que tengo que hacer mi trabajo con la mayor seriedad y pulcritud», apunta la alcoyana, al frente de un concierto para dos pianos y percusiones el día 16 «liderado, tocado y compuesto por mujeres donde el único hombre que nos ha cabido es Béla Bártok».

Alcaraz mantiene que nunca ha elegido a sus referentes musicales por su género «y espero que nadie me mire a mí por ese motivo. Solo me fijo en músicos, en sus interpretaciones, su forma de transmitir... Y de vez en cuando en algún percusionista», matiza, aunque reconoce que «hay algunos instrumentos que pesan, como son los platos, y hay que estar en buena forma física para tocar un Tchaikovsky. Hago bastante ejercicio porque me siento bien y eso me ayuda a afrontar estos instrumentos, o para cargar y descargar marimbas», pero siempre recomienda a sus alumnos, sean chicos o chicas, «que se mantengan fuertes».

La también docente considera que los tiempos han cambiado mucho respecto a sus días de estudiante en el conservatorio, cuando «había poquísimas mujeres en la percusión», mientras que hoy en los conservatorios «vemos a muchas estudiando». «Es cierto que se ven pocas ocupando plazas de orquestas o concertistas pero la carrera de música es una carrera de fondo, larga y lenta, y en este momento los que tenemos más visibilidad somos los que salimos del conservatorio en los años 90. Aún somos minoría pero hay que esperar a que las generaciones actuales empiecen a consagrarse».

Alcaraz tampoco ha vivido situaciones discriminatorias en su carrera «jamás» y se considera, como el resto, «afortunada» por el apoyo encontrado en su pareja tras la maternidad -tiene dos hijos-, «que asumió el mismo grado de responsabilidad que yo y nunca he tenido problemas para hacer proyectos que me apetecían, quitando el último periodo de embarazo y lactancia, que sí eché un poco el freno», pero es consciente de que «la sociedad, en general, no está todavía a ese nivel de igualdad y la maternidad sí puede suponer un freno en la vida profesional de las mujeres».

De opinión parecida es la flautista Julia Gállego (Altea, 44 años), que el día 11 actúa como solista con el Ensemble Contemporani de la Orquestra de Cadaqués dirigida por Josep Vicent. «Mi testimonio no sirve porque en absoluto me he sentido discriminada. Yo he tenido la suerte de participar en orquestas como la Mahler Chamber donde hay más mujeres que hombres y otras donde he ido con los bebés para darles de comer, que lo he vivido en Suecia», pero «no puedo obviar la realidad, las cuentas están hechas y parece que hay cifras -por ejemplo en la proporción de directoras de orquesta, bastante menor que la de los hombres- y la lucha sigue ahí. Habrá que ver por qué las mujeres no llegan a los primeros puestos».

La solista y también profesora en l'Escola Superior de Música de Catalunya considera que el equilibrio entre hombres y mujeres existe en su especialidad y se inclina por pensar que en las aulas las chicas superan a los chicos, «pero entre los grandes flautistas de la historia hay de todo, es una disciplina muy mixta» y descarta que haya diferencias de género al tocarla, «depende del artista».

Sobre la huelga de hoy, Gállego cree que «hay que salir a la calle y es importante que nos apoyemos, aunque tengo que informarme más, pero el impacto puede ser brutal» y el ciclo del ADDA lo considera «un homenaje fantástico a la mujer y a las músicas actuales donde hay mujeres fantásticas y hombres también». Ella estrenará una obra del compositor Joan Albert Amargós, «un sueño».