En esos momentos de enfado con la profesión, de dificultades para sacar adelante proyectos en su tierra, los alicantinos Chechu Moltó y Joaquín Mollà solían decir que harían mejor montando un criadero de morsas en el Polo Norte. Así que con ese nombre, Criadero de Morsas, crearon su propia compañía en 2014 y desarrollaron la mayor parte de su actividad en Madrid. Ahora, cuatro años después, regresan a Alicante para producir un proyecto teatral gracias al primer programa de residencias José Estruch lanzado por el Teatro Principal de Alicante y la Concejalía de Cultura para profesionales de la escena.

«Somos residentes que volvemos un poco del exilio», bromean los actores, que reconocen que «nunca nos llegamos a empadronar en Madrid pero aquí no había movimiento teatral. Volver aquí a trabajar, y volver al Principal, supone quitarnos una espina y con muchísimas ganas».

Criadero de Morsas fue la compañía seleccionada mediante convocatoria pública para estrenarse como compañía residente en el Principal durante seis semanas y lleva desde finales de enero acudiendo al coliseo alicantino a diario a preparar la producción. Moltó y Mollà comparten el proyecto con el actor Morgan Blasco -que ha perfilado la versión de la obra con el director, Jorge Muñoz- y la actriz Mila García.

La obra elegida es Coriolano después de William Shakespeare, una versión contemporánea del Coriolano del dramaturgo inglés, que narra la historia del general romano que tras ser desterrado de Roma prepara su asalto a la ciudad. Ellos también preparan su asalto al Principal, pero sin un final de tragedia clásica. Tras mostrar sus obras en Las Cigarreras y en el Arniches, señalan : «Nos quedaba el Principal, que parecía inaccesible o vedado a grandes montajes, y estamos encantados. Francesc [Sanguino] está dando mucha vida al teatro, ha habido un cambio en las personas al frente de la dirección, aquí, en el Arniches también, que apoyan trabajos que se hacen desde aquí. Hay movimiento y ganas»

El otro «mercenario exiliado», Morgan Blasco, indica que ese movimiento «permite ahora venir a producir aquí más fácilmente, puedes contar con profesionales locales y no hace falta irse», mientras que para Mila García el recorrido ha sido a la inversa. «Siempre he apostado por hacer las producciones desde Alicante, pero tienes que tener muchos apoyos y subvenciones, hasta que no puedes más y tu compañía [Jácara] desaparece después de treinta años. Por eso este encuentro para mí es un soplo de aire fresco y es una suerte poder trabajar aquí».

El último en opinar es Jorge Muñoz, que ha codirigido sus últimas dos obras con Blanca Portillo, el único no alicantino que se siente «muy bien acogido aquí, donde salen las pocas buenas noticias que hay en el teatro, de aquí y la Comunidad Valenciana, y me alegro de que por fin se genere ese tejido que hacía falta».

Muñoz apunta que la versión libre que preparan de Coriolano es «un Shakespeare bastante cercano al público, solo que en lugar de con 29 actores vamos a hacerlo con cuatro, que la Administración se estira pero no tanto», bromea, mientras Blasco, que ya la representó en 2005 con Helena Pimenta y llevaba dos años trabajando en esta adaptación, destaca que es uno de los últimos textos del autor inglés y «sin ser una de las grandes obras, es una gran obra, muy política, que trata no tanto los conflictos humanos, sino los sociales, y leyéndola ves que de lo que habla sirve hoy».

«Una historia que se sitúa en el 400 aC, escrita en 1600 y que hoy la entiendes», subrayan en uno de los ensayos donde el texto recuerda a cualquier debate del estado de la nación o pleno municipal, «pero no queremos que parezca que estamos hablando de Podemos o Ciudadanos».

La función, que Muñoz visualiza «muy desnuda y con vestuario muy contemporáneo», se estrenará el 23 de marzo en el Principal con motivo del Día del Teatro.