Va a ofrecer dos conciertos en España. Uno en Oviedo el próximo 24 de febrero y otro en València el próximo miércoles. ¿Tenía ganas de regresar?

Va a ser muy emocionante, sobre todo porque hace mucho tiempo que no regreso a València. Actué en la ciudad en 2010 con motivo de la inauguración de la sala Martí i Soler del Palau de les Arts con un pequeño papel. La ciudad estuvo muy presente en los inicios de mi carrera, donde representé pequeños papeles como el pájaro del bosque en Siegfried o la Voce dal cielo en Don Carlo.

Desde entonces ha llovido mucho. Dijo en una entrevista que está «viviendo un sueño».

Sí. Desde que actué en Les Arts he vivido debuts en los principales escenarios de la lírica mundial, como la Scala de Milán, el Teatro Regio de Turín, la Opéra Lausanne o la Opéra Bastille de París. Estoy viajando mucho y he logrado dedicarme a lo que me gusta.

¿En qué momento está de su carrera? ¿Ha conseguido lo que deseaba?

Estoy satisfecha, pero todavía me quedan muchos muros por derribar. He conseguido que mi voz suene más fuerte y potente. Debuté en la Opéra Lausanne con el papel de Violetta en La traviata. Supuso un antes y un después en mi carrera y en mi voz. Me siento más cómoda con mi registro. Hace poco actué en la Ópera de Monte-Carlo con Les Contes d'Hoffmann junto a Juan Diego Flórez. Interpreté todos los papeles femeninos de la obra (Olympia, Antonia, Giulietta y Stella). Es una ópera complicada pero comprendí la manera de pensar de Jacques Offenbach.

¿Cuáles son esos muros pendientes?

He descubierto que el repertorio francés es perfecto para mi voz. Actualmente estoy midiendo la evolución de mi instrumento para poder seguirlo hacia donde me lleve. Está siempre cambiando.

¿En qué roles se ve en el futuro?

Me gustaría interpretar a Matilde di Shabran de Rossini y también me gustaría cantar en Idomeneo de Mozart.

Suele interactuar bastante con el público. ¿También lo hará en València?

Por supuesto. Me encanta hablar con la audiencia y poner en contexto lo que voy a interpretar. Me gusta que el público haga preguntas y se interese por lo que canto. Por ejemplo, la música rusa no suele ser muy conocida por todo el público, de modo que es importante que explique un poco de cada pieza antes de interpretarla, con tal de que el público capte su esencia.

¿Qué cantará en el Palau?

En el Palau de la Música llevaré a cabo un mix de músicas con piezas que van desde Mozart a Rachmáninov. Cantaré lo más destacado de mi repertorio, como Ne poj krasavica de Rachmáninov o Ah tardai troppo?.Oh luce di quest'anima de Donizetti. Tanto estos compositores como Schubert, Glinka, Scriabin, Chopin, Bellini o Rossini son mis favoritos. Todos ellos los cantaré en el Palau. Es muy importante que el intérprete cante lo que realmente le gusta porque tiene que poner su alma en ello. Adoro todo lo que interpreto, incluso he llegado a llorar cantando.

Cantará al menos en cuatro idiomas: francés, italiano, alemán y ruso.

Me gusta pensar que a pesar de ser obras de diferentes partes del mundo están unidas por las mismas fuerzas: el amor, el miedo o la tristeza. Ellas mueven el mundo. Al público del Palau le va a encantar el repertorio porque es un recorrido por grandes compositores.

¿Lleva a cabo algún ritual antes de salir a escena?

Intento no hablar demasiado, no solo porque es bueno para la voz, sino porque me gusta retener mi energía. Acumulo todo hasta que salgo al escenario. Permanezco ante el público unas tres horas, por lo que es importante estar al 100% de energía en todo el concierto. Es un trabajo atlético, ya que interpretar esta clase de música compromete todo tu cuerpo y todos tus sentimientos. Hemos de estar agradecidos por sentir tanto con la música.