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Punto y aparte

Alejandro Palomas: «Confundimos tener secretos con tener intimidad»

El autor recrea en su última novela, Un amor, una montaña rusa de emociones

Alejandro Palomas: «Confundimos tener secretos con tener intimidad»

¿Cómo surge Un amor, novela que le ha valido el Un amorPremio Nadal 2018

De esa primera frase de La señora Dalloway, que se me repite desde hace unos años cada vez que intento escribir una novela o emprendo la tarea de crear. Empiezo con esa frase con la que empecé Una madre y Un perro que es: «Mamá había dicho que ella misma compraría las flores pero?» Yo me encargo de completarla a mi manera. Surge, además, de la necesidad de reinterpretar lo que yo entiendo que es el amor a los 50 años, el amor y el enamoramiento.

¿Por qué una familia para relatar esta montaña rusa de emociones?

Siempre escribo sobre familias o enmarco lo que quiero escribir en familias porque es un espacio de relaciones no elegidas, las relaciones son reactivas. Los miembros de una familia reaccionan los unos con los otros y pocas veces accionan porque están ahí desde el principio, no pueden escapar los unos de los otros. Un padre siempre lo será aunque no esté.

Los secretos en una familia, ¿son necesarios o minan la confianza de quienes deben ser el primer apoyo?

No es que sean necesarios, es que son omnipresentes porque forman parte del ser humano, del imaginario necesario del ser humano. Cuando tenemos secretos creemos que somos más nosotros mismos o que tenemos más intimidad. Confundimos tener secretos con tener intimidad. Eso ocurre a nivel personal y familiar. Sobre todo tenemos secretos en la familia porque intentamos dar la mejor cara de lo que somos cuando en realidad deberíamos mostrarnos tal como somos porque debería ser un marco de seguridad. La familia no es el marco de seguridad que nos venden o pretende ser.

Cuando uno calla o deja de contar algo, ¿es mentir, proteger o defensa propia?

Callar también es mentir, por omisión, pero es mentir. Puedes mentir para proteger, defenderte, embellecer,... para mil millones de cosas. Pero callar también es mentir. Callar es también mentirte a ti mismo porque crees que estás callando para no hacer daño y en realidad callas para no comprometerte.

Lo que no se oye, aunque se sepa, ¿duele menos o más?

Lo que no se oye duele exactamente igual que si se oyera. Si se sabe duele, da igual que se sepa en estéreo o sin oírlo. Es la conciencia lo que duele no el sonido.

¿La verdad es siempre necesaria?

Siempre, aunque duela. Es preferible a cualquier otra alternativa: mentira, medias verdades, cualquier tipo de adorno. Para mí ya no es aceptable.

Una madre, un perro y un amor... ¿Hay algo más grande que estas tres palabras?

Siempre hay algo mas grande porque si no no tendría sentido seguir. Hay algo más grande que todo esto y entramos en conceptos como la empatía, la compasión, una mirada? Sí hay cosas más grandes. La confianza, la fe, la amistad, por ejemplo...

¿Prefiere el humor o el drama a la hora de escribir?

Prefiero una combinación de humor y drama, porque no me siento del todo cómodo tocando solo un palo a la vez, necesito trenzar los dos para que lo que escribo se parezca a la vida real porque mi vida, como la de mucha gente, es una tragicomedia.

¿Y como lector?

Me cuesta mucho encontrar el humor, pero cuesta mucho en general. Cuesta trabajarlo en la literatura y es lo menos valorado. Ocurre también en el cine. Los humoristas se sienten menospreciados. El humor se ve como un género menor. Lo busco constantemente en todo lo que hago, en la vida busco unirme a los demás por la vía del humor. A nivel literario no encuentro buen humor y tiendo más al drama porque hay mucha oferta. Y es más fácil encontrar buenos dramas que buenas comedias, creo. Tengo un humor muy especial y necesito encontrarlo en la literatura. Por ejemplo, lo encontré en La conjura de los necios.La conjura de los necios

¿Qué le inspira?

Muchísimas cosas. La condición humana me inspira muchísimo, lo que imagino que puedo hacer con ella, cómo entenderla; me inspira mi curiosidad, tengo una curiosidad insaciable por quienes me rodean, por los hilos de las relaciones humanas. Sigo sin encontrar respuestas a muchas cosas y esa curiosidad me impulsa a seguir escribiendo e investigando.

Lo que no se oye, aunque se sepa, ¿duele menos o más?

Lo que no se oye duele exactamente igual que si se oyera. Sí.

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