«Es la historia de amor más bonita que he leído». Así califica Alejandro Palomas su novela Un amor, con la que el sábado por la noche se alzó con el 74 Premio Nadal de Ediciones Destino. Una vez conocido el fallo del galardón, el escritor barcelonés detalló que la novela, que se publicará el 6 de febrero en catalán y castellano, transcurre en 24 horas, ya que él es partidario de las distancias «intensas y cortas», y que está protagonizada por una familia de pocos miembros.

«Es una familia como cualquiera, con un color distinto y una intensidad muy anormal», señaló Palomas antes de destacar que, sobre el momento vital de los personajes, sus páginas los sitúan en un momento en el que creen que controlan la vida, «y de repente la vida se da cuenta de que la controlas». Éstos juegan muchas cartas, son reactivos, y se reordenan constantemente para mostrar su mejor versión: «Es una apuesta por mostrar el mejor lado del alma humana», en la que a veces la cuesta creer, apuntó.

Palomas desveló que en las páginas de Un amor hay mucha risa, «mucho sentido del humor, mucha emoción y muy contenida», y también muchas ganas de compartir. Preguntado sobre el tono de la novela, el escritor barcelonés dijo que es más fácil hacer reír que llorar, y que «la comicidad y el humor son un compromiso», y que la risa une para siempre, y si se mantiene no se gasta nunca.

Sobre la protagonista, Palomas indicó que hay un protagonista que parece que es la madre, como en todas sus novelas, agregando que es una novela muy psicoanalítica que «permite ir descubriendo capas». «Los protagonistas cambian. Cuando los mayores se hacen mayores, se convierten en dependientes y tienen que haber protagonistas que cuiden a los mayores», añadió.

De hecho, Palomas puso de relieve cómo la familia gestiona el cariño a veces de una forma muy perversa, y otras de forma muy generosa, lo que da como resultado una novela «para inyectársela».

Teatralidad

«Soy muy teatral a la hora de visualizar el proyecto creativo», reconoce el autor, que asegura no tener cabeza para muchos personajes, a los que sí hace sudar la camiseta. Para Palomas, si estuvieran en un teatro los personajes estarían en un escenario llorando, sudando, «haciéndose pipi», y siendo orgánicos, consiguiendo un color lleno de sorpresas. «Me aburrí del blanco y negro, básicamente porque me daba la imagen de un Alejandro muy cobarde, ahora me gusta mucho arriesgar y poner mucho color», agrega.

La cubierta del libro tendrá mucho la marca de Palomas, y ha dicho que sus títulos, siempre con un artículo, se deben a Carmen Laforet y su título Nada, tras cansarse de querer gustar siempre y ser poéticamente bueno.