En la penumbra de la Sala de Lectura de la Biblioteca del Congreso de EE UU, el exanalista de la CIA Peter Dickson ha empleado «miles de horas» intentado desentrañar uno de los grandes misterios de la Humanidad: el origen de Cristóbal Colón.

Colón pasó a la historia como el hijo de un humilde tejedor de la República de Génova que acometió para los Reyes Católicos de España la épica singladura que condujo en 1492 al descubrimiento de América, pero nadie conoce a ciencia cierta su procedencia. El propio descubridor del Nuevo Mundo «eligió vivir en la oscuridad en todo lo relativo a su lugar de nacimiento y familia», como recuerda su hijo Hernando Colón en la biografía de su padre.

Obsesionado con ese enigma, Dickson ha surcado mares de documentos antiguos en busca de la verdad. «En los noventa pasé miles de horas y gasté miles de dólares. Durante muchos años, casi viví aquí (...) escarbando» en archivos, comenta en el Edificio Thomas Jefferson, sede central de la biblioteca nacional de facto de EE UU. En la CIA, Dickson aprendió «la habilidad de ver pruebas que no parecen relacionadas, pero están relacionadas». Con esa «mente analítica», el ahora investigador independiente, autor de un libro y varios ensayos sobre Colón, intenta ordenar el galimatías de su vida mediante un infatigable rastreo genealógico.

De entrada, Dickson cuestiona su origen humilde históricamente aceptado: «Eso no tiene sentido», subraya, porque «el desconocido hijo de un tejedor genovés» nunca podría haberse casado por estatus con Felipa Moniz, de familia aristocrática vinculada a la poderosa Casa de Braganza, que reinó en Portugal de 1640 a 1910.

Para decepción de quienes claman que Colón fue italiano, portugués, francés o catalán, el investigador sostiene que «no es nada (de eso) al cien por cien» y que se trata de «un mestizo mediterráneo multicultural con un complejo árbol genealógico».

El exanalista de la CIA apoya la teoría de que el almirante proviene de una zona que abarcaba la costa entre Savona (Italia) y Mónaco (Riviera Francesa), bajo control de la República de Génova. «Puedes ser un ciudadano de la república genovesa -arguye- sin ser un italiano monocultural».

El puzzle de la vida de Colón se complica aún más porque «nunca escribe en italiano a los italianos. Les escribe en castellano», apunta Dickson, al recordar que filólogos, como Ramón Menéndez Pidal, han demostrado que «el castellano no es su lengua materna».

En su reciente ensayo publicado bajo el sugestivo título Colón: El ADN secreto y los misteriosos orígenes del primer icono de América, el investigador se zambulle también en las aguas de la genética como posible respuesta a la eterna incógnita.

Dickson aborda la investigación del director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, que estudia desde 2003 muestras de ADN de posibles descendientes del almirante apellidados Colón, Colom o Colombo. En 2011, los investigadores concluyeron que los Colom catalanes pertenecen a un número de linajes menor que los de los Colombo italianos, lo que hace más fácil seguir su pista genética. Dickson lamenta que los científicos no desvelaran información sobre el cromosoma Y hallado en los restos de Hernando, de mayor calidad que los de su padre y su tío. Cree que optaron por el «secretismo» para esconder que «no hallaron ninguna coincidencia» genética, y por temor a que ese resultado reforzase la «sospecha» de que esos apellidos fueran «un sinónimo adoptado para ocultar el origen de la familia».