Habla de Bob Dylan, de la poesía y los escritores que sueñan con el verso del Premio Nobel.

En general soy una persona convencida de que tenía mucha razón Leonard Cohen cuando decía que la poesía no solo está en los libros donde los renglones no llegan al final de la página. Hay mucha poesía en determinadas películas, en novelas, y desde luego en muchas canciones, en los autores que a mí más me gustan, que además de apuntar con la música a los pies, apuntan con las letras a la cabeza, y te hacen pensar, que es de lo que trata la poesía, de recordar esa idea de que el poema es el lugar donde las palabras del diccionario se encuentran por primera vez. La idea es que en la música popular hay grandísimos escritores, y creo que a Bob Dylan le dan el Premio Nobel porque es un gran escritor y un gran renovador del inglés en su género. Si en la colección Visor de poesía, al lado de Neruda o Lorca, por ejemplo, están publicados textos de Sabina, Dylan, Cohen, Krahe y demás, será porque son poetas. Y luego a nivel particular, todo empezó con Dylan, el pistoletazo de salida me lo dio él. Un día entré en casa, puse la radio y salió ese tipo cantando Hurricane y empecé a convertirme en la persona que soy. Todo empieza por ahí.

La polémica por la concesión del Nobel de Literatura en 2016 se ha apagado. Pasado este tiempo y desde la distancia ahora, ¿le pareció exagerado tanto ruido sobre Bob Dylan?

¡Qué sería del Premio Nobel sin polémica! Estamos en el siglo XXI en España y todavía nos preguntamos cómo se lo dieron a Echegaray, y no se lo dieron a Juan Ramón Jiménez, Baroja, y sobre todo, por qué no se lo dieron a Galdós. Creo que todo lo que sirva para que se hable de libros, de buenos autores, es en principio bienvenido. El Nobel de Literatura se lo han dado a Darío Fo, que sus obras son casi onomatopéyicas; a periodistas magníficas como Svetlana Aleksiévich; a Winston Churchill por sus discursos. Yo llevaba muchos años reivindicando que el Nobel se le diera a la música. ¿Por qué el teatro o el periodismo sí, y la música no? Si había que dárselo a la música no tenía duda de por dónde debería empezar, pero si tenía alguna duda ya lo explicó Leonard Cohen por mí, que hubiera sido otro maravilloso premiado. Leonard Cohen dijo que darle el Nobel a Dylan es como darle una medalla al Everest por ser la montaña más alta.

El rock y el pop es poesía por naturaleza, salvo las excepciones, que las hay en abundancia.

Podríamos matizar que el pop y el rock que me gusta a mí. Me entusiasman, por ejemplo, las canciones de los Beatles, o de Elvis, sobre todo el Elvis gordo. Lo que más me gusta son las canciones que tienen dignidad literaria, que tienen versos que cualquier poeta honrado envidiaría tener entre los suyos. ¿Quién se va a atrever a decir que no se pueden sacar de las canciones de Sabina también versos que podrían estar perfectamente en un poema de Neruda? Te digo yo que sí.

Bob Dylan no ha parado de trabajar, si bien las tres últimas entregas con material nuevo Shadows in the Night (2015), Fallen Angels (2016) y Triplicate (2017) son versiones. ¿Se echa de menos al Dylan compositor?

Yo prefiero canciones de Dylan escritas por Dylan. Una de las grandes intrigas del autor que te gusta, ahora es Dylan y otras veces fue Cortázar, es ¿qué hace?¿qué estará pensando Dylan ahora en la cocina de su casa? Supongo que son momentos también difíciles, un estado terrible para alguien que ha escrito tanto. Hay algo que es más difícil que escribir, que es seguir escribiendo cuando tienes mucho camino andado, cuando no quieres repetir, necesitas de nuevas expresiones, y no es fácil. Y entiendo a un tipo como Dylan, que habrá hecho seguramente más de mil canciones, y si no por ahí andará, pero hay cosas como las versiones de Sinatra,..., y espero que con el último, el triple [ Triplicate] se haya quedado a gusto ya. Como buen seguidor fui a encargar Trouble No More [ The Bootleg Series Vol. 13: 1979-1981], este último que ha sacado, y desde que lanzó Slow Train Coming (1979) las canciones religiosas de Dylan me parecen maravillosas, siempre que cambies a Dios por una chica, y mejora de una manera extraordinaria. Tiene una virtud en esa época, y está en todos los discos, que canta con la fe del converso. Si hace Gotta Serve Somebody, por ejemplo, que en mi cabeza la sustituya por la chica. El viejo Bob siempre tiene algo escondido y ha sido un tipo de tanto talento y con un estado de gracia que le ha durado tantos años, seguramente porque ha sabido no conformarse, un tipo con maravillas que parecen no agotarse nunca. Con lo que a Dylan le sobra cualquiera podría haber sido una estrella.

Usted ha trabajado con regularidad con Joaquín Sabina. ¿Es en su opinión uno de los poetas de la canción en España?

Joaquín Sabina es un gran poeta y no hay más que entrar en su casa. Creo que no he visto allí un disco en mi vida, y tiene una colección maravillosa de libros, primeras ediciones, dedicados, es un escritor.

¿Y Leiva?

Leiva, de alguna manera, ha recogido toda la mitología del rock and roll y se la echado a la espalda. Cuando estábamos haciendo el disco Lo niego todo estaba ahí su capacidad para sacar de la nada la melodía, el estribillo, el riff,..., cuando Joaquín y yo seguíamos peleando por la letra de la canción. Ha habido una cierta recaída en la música melódica, llamémosla así, se ha vuelto a la dictadura de lo melódico, el rock and roll se estaba quedando atrás y eso era una mala noticia.