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El violín y la dirección de Renaud Capuçon

La Orquesta de cuerda del Festival de Lucerna interpreta obras de Elgar, Mozart y Schubert

El director y solista de violín Renaud Capuçon.

Auditorio de la Diputación de Alicante, 5 diciembre 2017, a las 20 horas

Festival Strings

Orfeón Valenciano Infantil

Renaud Capuçon, violín y director

Edward Elgar

(Broadheatb, 1857- Worcester, 1934)

Serenata para cuerdas en mi menor (opus 20)

Publicada en 1892, se cree que esta pieza en tres movimientos cortos, compuesta por Elgar para orquesta de cuerda, es una reescritura de una suite que el compositor inglés había escrito antes de que decidiera dedicarse a su carrera de autor. La primera representación privada fue el mismo año 1892 por la Worcester Ladies' Orchestral Class, con la dirección del propio Elgar, y como regalo a su esposa Alice con motivo del aniversario de boda. El 21 de julio en 1896, en Amberes, tuvo lugar la primera ejecución pública, apareciendo entonces dedicada al filósofo Edward W. Whinfield. Es la primera de las obras de Elgar que ha sobrevivido hasta nuestros días en el repertorio habitual. Tiene un encanto juvenil e indicios de las habilidades desarrolladas por Elgar conforme progresaba hacia la madurez musical. El movimiento central, Larghetto, contiene lo mejor de la composición. Está documentado que es la primera de sus creaciones de la que se confesó satisfecho.

Franz Schubert

(Viena, 1797-1828)

Rondó para violín y cuerdas en la mayor (D 438)

Schubert no compuso ninguna obra que se pueda considerar «concierto» en sentido estricto no porque no admirase un género de gran éxito en su tiempo sino porque su temperamento le impedía presentarse en público como intérprete de sus obras, como era habitual desde Mozart y Beethoven. Entre la primavera de 1816 y el invierno de 1818 -en que abandona la escuela donde acompañaba en la docencia a su padre para dedicarse por completo a la composición- centró su producción en sinfonías, música litúrgica, piezas corales, canciones, obras para piano y un par de obras de cámara.

Contaba 19 años de edad cuando, aprovechando la disposición de un conjunto amateur, compuso tres conciertos en un único movimiento para ser tocados por Schubert en casa de sus amigos. Uno de estos conciertos es el Rondó en la mayor para violín y cuerdas. La obra está fechada en Viena en 1816 y publicada en Leipzzig en 1897. Se trata de una sencilla instrumentación que se limita al acompañamiento del solista, cuyo protagonismo le ofrece sobradas oportunidades para mostrar sus cualidades al amparo de las ideas melódicas del autor.

Wolfgang Amadeus Mozart

(Salzburgo, 1756- Viena, 1791)

Concierto para violín número 4 en re mayor (KV 218)

Este concierto es uno de los cinco que Mozart escribió para la Corte de Salzburgo a lo largo del año 1775. Fue terminado en octubre de ese año. Mozart contaba 19 años de edad y trabajaba desde 1769 como konsermeister del príncipe-arzobispo Sigismund Christoph en su ciudad natal. Cuando en 1772 Hieronymus Colloredo sucedió a Christoph le asignó a Mozart un salario de 150 florines anuales. En 1781 rompería con la Corte de Salzburgo para trasladarse a Viena. El concierto número 4 para violín y orquesta de Mozart es, con el número 5, uno de los más tocados del autor. Se percibe en el mismo la influencia de sus recientes viajes a Italia, especialmente de la música de Bocherini. La orquesta es reducida al papel de acompañante dejando al violín el protagonismo lírico y melódico. En ese sentido es una de las piezas más virtuosística de sus composiciones para violín y orquesta.

Sinfonía número 29, en La mayor (KV 201)

Esta sinfonía está fechada el 6 de abril de 1774 y es, con la Sinfonía número 25, una de las más conocidas de sus sinfonías tempranas. Stanley Sadie la describe como «un monumento personal en el tono; es quizás más individual en la búsqueda de una intimidad, en el estilo de la música de cámara, pero con un carácter vehemente e impulsivo». Algunos estudiosos consideran que esta obra -influída por su colega en la corte de Salzburgo Michael Haydn- marca en su evolución creadora el fin de un período por la factura y altura de su inspiración. Cuatro años después, con la sinfonía número 31, la Pariser Symphonie (Sinfonía parisina), le llegaría el primer gran éxito de público.

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