Dos días después de finalizar el rodaje de su última película en España, Todos lo saben, el director iraní Asghar Farhadi, ganador de dos Oscar, y el también oscarizado Javier Bardem, desgranaron ayer en Madrid los secretos de su oficio, que cada uno a su manera entiende como «el arte de desaparecer».

Farhadi fue el protagonista de un acto convocado por Bardem y por su profesor de interpretación, J uan Carlos Corazza, en el Centro Cultural Conde Duque y dirigido a intérpretes y cineastas. Entre el público, muchos rostros conocidos como Ángela Molina, Adriana Ugarte, Carlos Bardem, Elena Anaya, Silvia Abascal o Tamar Novas.

«Una película en la que sólo se ve al director, no funciona. El director debe ser invisible. Cuanto menos presente esté, más espacio para el espectador», ha señalado el director de Nader y Simin, una separación y El viajante.

Sobre Bardem subrayó que pertenece a esa «raza de actores» que elimina por completo la distancia con el personaje y que en cada segundo tiene que estar convencido de lo que está haciendo. «Es el actor con quien más he tenido que hablar, hasta el último plano», aseguró.

El protagonista de No es país para viejos explicó que, de alguna manera, también el actor debe desaparecer al entregarse a la imaginación: «Es evidente que trabajas con lo que tienes, pero es importante atreverse a dar el salto imaginario, sino sería terapia; imaginar y hacerlo no desde la cabeza sino desde el cuerpo». El rodaje de Todos lo saben ha durado catorce semanas, es un drama familiar que además de Bardem cuenta en el reparto con Penélope Cruz, Ricardo Darín, Eduard Fernández o Bárbara Lennie, entre otros.

Del contenido, hasta ahora se sabía poco más que la sinopsis: una mujer viaja con su familia desde Buenos Aires a su pueblo natal en España para una celebración; lo que iba a ser una breve visita familiar se verá trastocada por unos acontecimientos imprevistos. Farhadi desveló ayer que el origen de la historia se remonta a un viaje que hizo por el sur de España hace doce años, cuando se encontró las calles empapeladas por el rostro de una niña desaparecida que había sido secuestrada. Sobre el personaje de Bardem, subrayó que es «un hombre inocente, normal, atrapado en una situación difícil».

Aunque han rodado en castellano, para Farhadi el idioma no ha supuesto un problema. «Todo se puede se resumir en dos palabras: violencia y ternura; las demás palabras solo explican esas dos».