¿Qué es esta enfermedad?

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), es una enfermedad producida por un retrovirus, virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que afecta al sistema inmunitario, destruyéndolo de forma progresiva y haciendo al enfermo vulnerable a infecciones y tumores, que le pueden conducir a la muerte.

¿Cómo surgió y como se transmitió?

Se piensa que el virus procede de los monos, luego mutó y pasó a los humanos. Primero en África, después en Haití y luego afectando a homosexuales de la costa oeste de Estados Unidos. En ellos la relación sexual era frecuente, se dice que eran promiscuos, y el virus podía trasmitirse de uno a otro a través del semen. Se supo así que esa era una de las vías de transmisión. Tiempo después aprendimos que también podía pasar de un ser a otro a través de la sangre; de hecho, muchos hemofílicos, que necesitaban trasfusiones con frecuencia la parecieron. Hoy día deben cumplirse ciertos requisitos antes de transfundir.

También hemos sabido que el virus puede utilizar la placenta para desplazarse, y si una madre tiene sida o es portadora de ese virus puede trasmitirlo durante el embarazo.

La enfermedad se diagnosticó por primera vez en Los Ángeles en junio de 1982. Hoy hay treinta y siete millones de infectados, de ellos veinticinco en el África subsahariana.

¿Cómo se expresa la enfermedad?

El virus daña el sistema inmunológico del afecto. Ese sistema lo tenemos todos, lo forman fundamentalmente dos tipos de células: linfocitos y monocitos, que reconocen todo lo nuestro: células u órganos pero tratan de deshacernos de lo que nos afecte. Gracias a él producimos moléculas que destruyen los agentes infecciosos e incluso si alguna célula se transforma en un tumor tratan de controlar su crecimiento. El virus destruye los linfocitos que llamamos CD4.

Por todo ello es fácil de entender que los afectados en la costa californiana de América tenían infecciones por gérmenes que eran infrecuentes en otras zonas del mundo, pues aunque los agentes causales estuvieran presentes, los humanos de ellas los destruían. Eran lo que llamábamos gérmenes oportunistas.

Los infectados por el virus pueden tener igualmente ciertos tumores, en general producidos por virus como el sarcoma de Karposi.

¿El síndrome afecta solo a los homosexuales?

No. Cualquiera que lo transporte puede trasmitirlo, por ejemplo, un hombre a su pareja heterosexual. Y de ello, ¿qué hemos aprendido? Que el sexo con desconocidos sin preservativo es peligroso y que una forma de evitarla es utilizar los preservativos. Puede que recuerde la campaña del «Póntelo, pónselo» que empujaba a utilizar preservativo en las relaciones sexuales con personas cuyo estado de salud se desconocía.

¿Hay otras formas de evitar la enfermedad?

Sin duda, uno no debe «chutarse»: intercambiar jeringas es peligroso. Está en proyecto tomar medicación para prevenir el VIH en personas en riesgo de contraerlo (profilaxis pre-exposición, PREP).

¿Es fácil de diagnosticar?

Hoy en día disponemos de pruebas de laboratorio que permiten detectar si tenemos el virus en el cuerpo, en qué cantidad, lo que se llama carga viral e incluso cómo está nuestra respuesta inmune. Eso permite detectar a los portadores del virus, que muchas veces no han desarrollado las manifestaciones del sida.

¿Podemos vacunarnos y no padecer sida?

Desdichadamente ese avance científico no se ha logrado, y ello no es posible aún, a diferencia de lo que sucede con la viruela, el sarampión o la polio.

¿La enfermedad tiene cura?

Cura no, pero disponemos de fármacos muy eficaces para controlar el virus, y evitar el daño al sistema de defensas. Así los enfermos pueden vivir muchísimos años con gran calidad de vida. Eso sí, siempre que el sistema sanitario permita que tengan acceso a los fármacos, pues en países pobres, sobre todo de África, continúan muriendo de sida, aunque ha mejorado en la última década.

¿Qué debo hacer si sospecho que tengo la enfermedad?

Ante la sospecha o menor duda acudir a un Centro de información y prevención del SIDA (CIPS) allí le ayudarán o llamando al teléfono 900 702 020. El de Alicante está junto a la plaza de toros.

* También firman este artículo José María Cuadrado y Francisco Jover, especialistas en enfermedades infecciosas del hospital universitario de Sant Joan.