El príncipe Enrique de Inglaterra, nieto de la reina Isabel II, se casará la próxima primavera con la actriz Meghan Markle . Enrique, de 33 años, y Markle, de 36, se conocieron en mayo de 2016 en Canadá, cuando el hijo menor del príncipe de Gales y la fallecida Diana de Gales promocionaba en Toronto los Juegos Invictus para militares veteranos. La pareja residirá en una pequeña casa adjunta al palacio de Kensington, donde vive actualmente el príncipe Enrique y también los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina. Tras la boda, la actriz llevará el título de Su Alteza Real y se espera que la reina Isabel II le conceda a su nieto algún título nobiliario, que compartirá con su futura esposa.

Enrique es el miembro de la familia real británica más popular y el menos convencional. Tuvo una infancia marcada por el divorcio de sus padres y, sobre todo, por la muerte de su madre, en 1997 en un accidente de tráfico en París cuando él tenía trece años. Con el tiempo, se convirtió en el foco de atención mediático por sus excentricidades juveniles, impropias del estricto protocolo real, que le situaron como el hijo rebelde con una vida por enderezar. En 2002, a sus 17 años ya había experimentado con el alcohol y el cannabis. Tres años después, protagonizaba otro escándalo al vestirse de soldado nazi en una fiesta de disfraces, algo que volvió a situarle en el centro de atención, como cuando se publicaron fotos donde aparecía desnudo en una fiesta en Las Vegas (EE UU).

Igual que su hermano mayor, cursó sus estudios secundarios en el elitista colegio Eton, donde terminó en 2003, para luego empezar un año sabático que aprovecharía para viajar a Australia y trabajar como granjero. En 2005, ingresó en la prestigiosa Real Academia Militar de Sandhurst donde se graduó como alférez y formó parte del regimiento de caballería Blues and Royals of the Hausehold Cavalry. Su estancia en el cuerpo le llevó a servir en Afganistán hasta en dos ocasiones, sacarse el título de piloto de helicóptero Apache e incluso disparar contra los talibanes. Esa etapa le sirvió para madurar y encontrar su papel en la familia real, como admitió este verano, al asegurar que fue la mejor etapa de su vida pues en el pasado se había llegado incluso a plantearse dejar de formar parte de la realeza británica.

Su carrera militar acabó en 2015, poco después de que pasara a la quinta posición en la línea de sucesión del trono por el nacimiento de la hija de Guillermo, su sobrina Carlota. Así, Enrique quedó en la línea sucesoria detrás de su padre, el príncipe Guillermo y los dos hijos de éste.

Su inclinación a ayudar a los demás es lo que ha llevado a Enrique a ejercer el patronazgo de varias organizaciones benéficas, entre ellas Senteable, fundada por él en 2006 para ayudar a huérfanos en la africana Lesotho.

Por su parte, Meghan Markle, famosa por su interpretación de Rachel Zane en la serie norteamericana Suits, introduce elementos nuevos a la monarquía británica pues, además de ser divorciada y artista, es mestiza, de padre blanco y madre afroamericana.

Cuando la pareja anunció su relación en noviembre de 2016, algunos periódicos del país incidieron en estas diferencias, lo que llevó al secretario de la Casa Real a condenar «la oleada de abusos» y las informaciones «sexistas» y «racistas» dirigidas a la actriz.

Pese a las reticencias de la prensa conservadora, la Familia Real ha evolucionado en estos asuntos, pues el compromiso anunciado ayer no habría sido posible sin el beneplácito de la reina Isabel II

La novia está instalada ya en Kensington, donde seguirá viviendo con su esposo después de la boda, en una casa propia dentro del mismo complejo.

Markle es hija del galardonado director de iluminación Thomas Markle y Doria Ragland, psicoterapeuta e instructora de yoga. Educada en colegios privados en Los Ángeles, en 2003 se licenció en drama y estudios internacionales por la Northwestern University School of Communication, cercana a Chicago, e hizo prácticas en la embajada de Estados Unidos en Argentina, en la que aprendió algo de español. Ha sido representante de la entidad de Naciones Unidas para la Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres y fue consultora de la organización One Young World.

A los once años, llevó a una empresa de detergente estadounidense a cambiar su publicidad sexista tras escribir una carta a la entonces primera dama, Hilary Clinton, en la que argumentaba que el anuncio en cuestión implicaba que el lugar de las mujeres era la cocina. Antes de su relación con Enrique, Markle estuvo casada de 2011 a 2013, con el actor y productor Trevor Engelson.