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Kiko Veneno: «Hoy se hace música para no molestar»

Es uno de los autores más conocidos de la música en español desde que en los 70 trabajó con Camarón y grabó uno de los discos más revolucionarios de la historia: Veneno.

Kiko Veneno: «Hoy se hace música para no molestar»

¿Usted es taurino?

Cada vez menos, porque la fiesta ha perdido autenticidad, pero me gustan desde pequeño.

Quedan pocos artistas que digan eso...

Es una fiesta muy original y auténtica, trágica, mediterránea. Es una forma de jugarse la vida, de cuando el hombre estaba en igualdad con la naturaleza, y por eso está fuera de todos los parámetros modernos y ha quedado relegado a maltrato animal.

Usted nació en Figueres, a los dos años le llevaron a Cádiz y ahora vive en Sevilla. ¿Cómo ve la cuestión de Cataluña?

Creo que ha sido una fantochada por parte de la derecha catalana, que se llama independentista, y la española, que es franquista en muchos aspectos. Y los dos son títeres de poderes más profundos, que son el dinero y los poderes financieros, que siguen abriendo el abismo respecto a los pobres. Y nosotros, mientras, estamos en el consumismo sin enterarnos de nada.

Yo le conocí a usted en los 80, disfrazado de Frankenstein en La bola de cristal ¿Estamos peor que entonces?

El mundo va a peor y los gobiernos echando cortinas. Esto le ha venido muy bien al gobierno catalán, que tiene sus lacras, pero sobre todo al español, que es de un partido basado en la corrupción, como han demostrado los jueces.

¿Por qué no hay programas como La bola de cristal, ni creatividad ni música en la televisión?

Porque la música en sí es revolucionaria, es una abstracción, un mensaje de persona a persona que no se puede censurar ni dominar, es la libertad total.

¿Sus canciones, con ese aire cotidiano, también son revolucionarias?

No se hace música revolucionaria, sino que la música en sí es revolucionaria. Te hace cantar y bailar, y pensar, y sentir, y eso en el mundo de hoy es revolucionario. Ahora el ser humano no expresa sentimientos, sólo opiniones. Lo que hay hoy no es música.

¿Y si no es música, qué es?

Son sonidos útiles para que la gente siga pensando que está viva. No es ningún tipo de arte, es algo maquinal, previsible, consignas propagandísticas, ritmos para hacer gimnasia, para poner en el ascensor, para no molestar.

¿Le da respeto enfrentarse a canciones que escribió hace 30 años?

Me enfrento a ellas con el espíritu de que siguen muy vivas, porque he tenido esa suerte, que han traspasado las fronteras del tiempo. Para mí eso es un orgullo y una satisfacción como decía el rey, pero sin coñac ni comisiones.

¿Lo mejor que le pasó a España en 1992 fue la publicación de Échate un cantecito?

Me hubiera conformado con que me hubieran dado 300 millones de las Olimpiadas y 300 de los que se despilfarraron de la Expo.

No le fue a usted tan mal económicamente con aquel disco...

Hombre, fue lo que me hizo poder vivir de la música, que hasta ese momento no había podido.

¿Hoy le hubiera costado más?

Sí, los jóvenes lo tienen muy crudo, pero no sólo los músicos. Díselo a los 2 millones que viven fuera..

¿Pese a todo, enamorado de la vida?

Aunque a veces duela. Si no, ¿a dónde vamos a llegar?

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