El director de cine Nacho Vigalondo acude hoy a la inauguración de la cuarta edición del Festival de cortometrajes Mal del Cap, donde presentará su última película, 'Colossal', y participará en un coloquio con el público. Ayer, con el móvil en una oreja y la cuchara en la boca, explicaba cómo han sido los rodajes de su último filme y de su último clip, este para el grupo Vetusta Morla.

¿Qué hay de usted en 'Colossal'?

Escribí el guion cuando ni siquiera sospechaba que acabaría siendo una película de producción norteamericana. Pero en ningún momento he sentido que la película se me escapara de las manos creativamente. Para bien o para mal, ese filme es muy mío.

No me refería a que el productor le haya cortado las alas creativas, sino a si en ese guión ha vertido parte de usted, si hay algo de usted en la protagonista.

Muchísimo. Todas mis películas contienen un elemento confesional muy grande. En este caso, la protagonista tiene mucho de mí... o quizás de mí en determinados momentos de mi vida. El personaje arranca con una deriva absoluta respecto a lo que tiene, a lo que quiere y a lo que le espera en el futuro. Cuando escribí el guion me inspiré en un sentimiento muy parecido. De hecho, la dialéctica inicial es entre la ciudad y el pueblo, casi como en una película de José Luis Garci: la vuelta al pueblo, no por nostalgia ni en busca del descanso, sino por inadaptabilidad ante los problemas económicos o emocionales. Y yo tengo ese miedo: vivo en Madrid, pero soy de Cabezón de la Sal (Cantabria). Mucha gente a mi alrededor ha tenido que volver a su pueblo arrastrada por las circunstancias. Me da miedo que me pase algo parecido. Mi pueblo puede ser muy atractivo como retiro voluntario. Como retiro forzoso puede ser terrorífico.

Anne Hathaway es el monstruo de la película, en todos los sentidos. ¿Es una diva, es difícil trabajar con ella, o no?

Ha sido de las experiencias más agradables que he tenido como director.

¿Es tan agradable como aparenta?

Sí. Allí caí como un cineasta pequeño, sin poder ni prestigio. Y de repente me encuentro trabajando con gente con un prestigio abrumador, como Anne Hathaway. Antes de rodar iba preparado ante la hipotética circunstancia de que se me tratara como a una cucaracha. Pensé: es tal el golpe de suerte que me ha llevado hasta aquí, que si me tratan así, he de tener la entereza, sabiduría y fortaleza para llevarlo por buen camino y que la película siga siendo mía. Pero no hizo falta, fue un rodaje muy agradable, como ocurrió en 'El extraterrestre', que fue un paseo por las nubes. Hubo un ambiente muy familiar, muy próximo y muy poco conflictivo.

España se le ha debido quedar pequeña.

Siempre he intentado rodar en España. Incluso después de 'Los cronocrímenes' (2007), más internacional de lo que jamás hubiera sospechado, siempre he intentado filmar aquí. Pero también he de reconocer que hay una inercia que me lleva a Estados Unidos y a la que tampoco sería muy sabio que me resistiera demasiado. No hablo de que las condiciones sean allí mejores que aquí, sino de que aquí me resulta mucho más difícil levantar mis proyectos.

¿Por qué?

Por la naturaleza de mis películas. Los guiones que escribo no tienen nada que ver con cierta ortodoxia del cine español. Y no lo digo con desprecio. Estados Unidos es un país gigantesco en el que existe un mercado más diverso y donde propuestas mas inusuales, que no son necesariamente cine de autor ni comercial, pueden tener cabida.

Parece ser que 'Colossal' le ha provocado algunos problemas con los propietarios de los derechos de autor de 'Godzilla'. ¿Y con los de 'Mazinger Z'? Porque el monstruo protagonista es muy Afrodita.

Hay tantos monstruos y robots en el género que es inevitable que las criaturas se asemejen entre sí. Lo que ocurrió es que a los propietarios de los derechos de 'Godzilla' no les gustó que en la promoción previa de la película se hiciera una referencia explícita a ese monstruo. Pero 'Colossal' realmente no tiene nada que ver con Godzilla.

Aborda todo tipo de filmaciones, incluso videoclips, como muchos otros cineastas. El último, 'Te lo digo a ti', el tema de Vetusta Morla, donde Nacho Vegas le arrea una torta. ¿Se siente cómodo realizando vídeos musicales?

En ese salgo con una peluca. Me siento muy cómodo, aunque reconozco que después de haber hecho varios, hasta este último no he tenido a sensación de haber dado en el clavo. Es un género que requiere mucha intuición y cuyos resultados no están tan predeterminados por lo que uno escribe a priori. Hay factores en juego que tienen que ver tanto con el guion como con el ambiente del rodaje. Es algo muy volátil. Pero a mí lo que me gusta es tener la opción de poder hacer de todo: clips, cortos, largos...

¿No añora la etapa de los cortos, como cuando rodó '7.35 de la mañana' (2003)?

Los hago cada vez que hay una oportunidad. El cine es una inversión en dinero y en energía. Lo que ahora no podría hacer es un cortometraje como los de esa época, cuando no cobraba nadie. Si ahora lo ruedo, todo el mundo que participa ha de cobrar. En ese sentido, cada vez que una marca, como cerveza Brabante, me ofrece hacer un corto asociado a su producto y con libertad para el guion, siempre digo que sí. Lo que no me veo haciendo es juntar dinero para filmar con lo justo y luego llevarlo al circuito de cortometrajes. Tampoco tendría sentido que compitiera con quienes están empezando.