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Víctor Ullate: «Día a día estamos haciendo más adictos a la danza»

Hace 23 años se dejó conquistar por El amor brujo de Falla. Y aún sigue embrujado por esa música que le ha llevado a recuperar y engrandecer una coreografía con la que el Ballet de Víctor Ullate vuelve a abrir hoy el Auditorio de Torrevieja

El bailarín y coreógrafo Víctor Ullate.

¿Por qué incidir en El amor brujo de Falla y hacer una segunda versión de su espectáculo original?

Pues por varias razones. En la primera versión, los decorados y la mayoría de los trajes se quemaron en un incendio en un almacén de la compañía. Y a pesar de que en su día fue un exitazo tremendo, las tecnologías han cambiado. En 20 años, imagínate. Íbamos entonces con siete y ocho telones, era todo un problema, se necesitaban teatros muy grandes; ahora no, ahora va todo muy rápido porque hay vídeo, es mucho más fácil de mover una producción. Además, los trajes ya quedaban un poco demodés y ahora son de Maria Araujo, con una maravillosa escenografía, parte de la música de Luis Delgado, luces de Paco Azorín y tenemos un suelo que es una maravilla. Había que arle una vuelta y añadí tres canciones españolas de Falla, porque la música de El amor brujo El amor brujoes muy corta, dura media hora. A todo esto se une que era el centenario de su estreno en París en 2015 y había que rendir honores a este compositor.

Usted lo define como una propuesta «rompedora» y con música de dark ambient , del grupo sueco In Slaughter Natives. Menudo Falla ha puesto sobre el escenario...

Sí, pero buscaba el contraste con esa música, que parece gótica, para dar pie a ese ambiente tenebroso en la parte en la que Candela entra en el mundo mágico. Esa parte no la tenía al principio. Pero casan perfectamente las dos músicas. Precisamente es uno de los momentos más suculentos, más motivadores, que es de fantasía. No hay ningún problema, unen muy bien y ese contraste hace que la música de Falla tenga más envergadura todavía.

Su primer Amor brujo se estrenó hace 23 años en la Maestranza. Además de pasar tiempo, ¿que más ha pasado en esa coreografía en estos años?

Hay cosas que se han quedado, como La danza del fuego o el baile del principio. Pero todo está como mucho más rotundo, más trabajado, hay partes nuevas completamente. Hay ángeles oscuros, negros, vampiras, murciélagos... toda una serie de fantasía que he metido dentro de la obra que hace que el espectador alucine. La obra es muy auténtica y hace que el público se evada de los problemas que tiene a diario y sueñe. Soñar despierto no tiene precio.

¿Se mantiene el espíritu de Falla?

Un coreógrafo siempre se inspira en la música. Yo llevo oyendo desde que era niño La danza del fuego y el público agradece esa música. Es curioso cómo la gente me para por la calle y me felicita y me dice que no se esperaba esto. Lo que nosotros hacemos es que dejamos el entusiasmo en el púbico para que vuelva a ver un ballet. Hay que saber que la danza es muy actual y hoy en día tiene muchos caminos. Día a día estamos haciendo más adictos a la danza.

La danza ha sido un poco la oveja negra de las artes escénicas. ¿Eso ya se ha superado?

La gente tiene que investigar, al menos ir a ver danza para ver si le gusta o no. El arte está un poco olvlidado en general. Pero cada vez hay más danza. Piensa que en nuestro folclore se han inspirado los coreógrafos más grandes de la historia. Cada vez la gente baila menos, menos mal que hoy día con estos bailes de calle, hip hop y todos los bailes de ahora, los chicos se entusiasman, pero lo que es ballet... La escuela clásica son muchos años de estudio, tienes que haber nacido con una predisposición, un físico, un oído musical y tiene que gustarte. En el resto de Europa los niños están muy acostumbrados a ver ballet, hay muchos bailarines y saben lo que les espera en una barra. Aquí es muy difícil. Realmente no hay el interés que hay en otros países por el arte.

La sensación es que los conservatorios tienen más alumnos que hace un par de décadas.

La gente va, pero todos sabemos que no es lo mismo, no hay ese interés por la carrera porque no hay compañías tampoco ni teatros estables donde haya compañías de ballet. El Teatro Real no tiene cuerpo de baile, ni el Liceo de Barcelona o la Maestranza de Sevilla. Si la gente supiera lo importante que es para el ser humano el arte, es como bálsamo para el espíritu, es necesario, forma parte del ser humano. Es un poco patético. Si tu, como ocurre en el resto de Europa, como asignatura tienes danza, música o pintura, los niños van a ir a teatros, a museos, a ver danza, ópera, música. Esos niños llegan a mayores y sentirían afinidad por el arte. Ójala podamos en algunos años compararnos con el resto de Europa. Ahora los padres quieren que sus hijos ganen mucho dinero y sean futbolistas.

El arte tiene un lenguaje universal, que no tiene fronteras. Y el problema suscitado en Cataluña con el tema de la independencia ha provocado todo lo contrario.

El arte está por encima de afinidades. Me parece demencial porque es un trabajo que han hecho durante años lavando la mente a los niños diciendo que España es lo peor. Es una pena porque si en vez de enseñar ese fanatismo les hubieran dado un poco de arte sería otra cosa. Cataluña ha tenido un Liceo de Barcelona que fue el primer teatro que en su época tuvo un cuerpo de baile, pero mira en lo que hemos terminado, en que la gente no va ni al teatro. Estan vacíos, por los miedos, por la crisis, porque ya no tienen la mente para ello. A mí me da mucha pena que la gente no se sienta española. Pero bueno, yo respeto a los demás y cada uno que piense lo que quiera.

Tuvo que elegir cuando era pequeño entre la danza y la pintura. ¿Es una cuenta pendiente?

Siempre me queda la espinita de no haber aprendido de pequeño. Me hubiera gustado hacer muchas cosas, pero la danza te absorbe muchas horas. También es cierto que la danza me ha dado mucho, ser quien soy y tener la posibilidad de expresarme, de enseñar y hacer lo que he hecho. La danza me ha hecho poder vivir, ser feliz, disfrutar en los escenarios, evadirme de mis problemas. Cuando bailas te elevas, es un estado muy especial.

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